Periodismo del malo

«…tengo auténtica fobia por los libros light, por lo que me arriesgaré aún a sabiendas que me van a poner a parir por bastantes lados. Ningún problema. Para poder criticar hay que saber ser criticado, y yo hace tiempo que he sabido serlo.»  Así hablaba yo mismo en la introducción de mi libro «Una historia del pop malagueño (1960-2009)», y vaya si mantengo esa norma. Todos sabéis que desde siempre he tenido una vena de periodista frustrado y siento verdadero amor y respeto por la profesión, por eso estoy dispuesto a defender a capa y espada el derecho del articulistista que sea a expresar su libre opinión aunque poco tenga que ver con la mía, incluso si el sujeto al que atañe la crítica es un servidor. De todos modos la verdad es que a lo largo de mi carrera se me ha solido tratar bastante bien, seguramente por mi carácter así tan abierto y jovial, pero no debería atañernos a la hora de evaluar nuestras aptitudes artísticas, ¿no?

Yo creo que desde el momento que ofrecemos un producto (disco o concierto) estamos expuestos a la crítica y si ésta no nos gusta hemos de aguantarnos. Recuerdo a este respecto una acidísima crónica de J.L. García en las páginas de «Málaga Hoy» relativa a una multitudinaria actuación de Danza Invisible en la feria que me provocó un cabreo monumental. Independientemente de gustos musicales había ahí un tufillo de crítico-que-va-de-listo que no me hizo ni puñetera gracia, pero bueno, en ningún momento había ataques personales ni nada parecido y oye, el tipo estuvo allí en el show y le pareció una birria. En fin, curiosamente al poco tiempo me llamaron del mismo periódico para cubrir una serie de artículos cómicos referentes al C.F. Málaga y acabé conociendo al mentado periodista, y sin que llegásemos a hacernos amigos sí que a partir de entonces mantuvimos una relación bastante cordial. También se me viene a la mente otro caso mucho más reciente: la pequeña tangana que se montó a partir de la crítica que nos hicieron en «Modernícolas» referente al espectáculo «Las canciones de Marisol / Homenaje a Pepa Flores», en parte avivadas porque el ex-batería de Danza, Ricardo Texidó, se encargó de airearla por motivos que todavía desconozco, ya que él no estuvo allí. Entiendo que el artículo de «Modernícolas» tenía un regustillo de mala baba y además en mi opinión estaba pésimamente escrito, pero no es de recibo todas las críticas que recibió la pobre Virginia Rota en las redes sociales a cargo de varios músicos y demás gente de mi entorno, de hecho me sentó mal todo lo que se largó contra la pobre chica, no fue justo. Para mí fue el único lunar de una jornada que siempre he definido como uno de los instantes de los que estoy más satisfecho de mi carrera profesional, artística y organizativamente.

Pero hace poco sí que me ha llegado una crítica feroz contra mi persona que ha conseguido encenderme y dar el paso de escribir estas líneas, ya que el autor, un tipo llamado Pepo Márquez, ha transgredido todas las normas de lo que yo entiendo como periodismo lícito. El artículo del que les hablo es éste: http://esta-pasando.com/?p=4192 y les dejo que lo lean tranquilamente.

¿Ya? Let me put my sunglasses on, como diría George Clinton, mientras apuro un sorbo de agua. No sé si realmente este Pepo ha pretendido ser gracioso, irónico o qué demonios, pero esto es periodismo del malo, malo. Por lo pronto este señor no estuvo allí, por lo que no debió enterarse de que lo que captaba la filmación de un móvil casero no era el concierto en sí, sino un momento de colegueo de fin de fiesta en el que quien quisiera tomaba el escenario. Para que tu crítica fuese válida deberías haber incrustado un momento de mi actuación real, que tuvo lugar dos días antes, cosa de la que no te has percatado, hermoso. Por tanto has cometido dos actos de mal periodista: el de ser tendencioso por un lado y el de no contrastar la información por otro. ¿Ves como eres muy malo? Todavía asombrado de la virulencia del artículo investigo sobre tu persona y me percato de que, loado sea Francisco de Sales, no eres periodista sino músico, presumiblemente frustrado. Solo así pueden entenderse frases como «Una convención flotante de cadáveres artísticos que, sobrevenida la crisis en este país y ante la imposibilidad de encontrar a pequeños ayuntamientos a los que atracar a mano armada con la excusa de la nostalgia musical, se ven abocados a atiborrarse a Micebrinas y a hacer el ridículo tocando hits que nunca debieron serlo ante indefensos fans entrados en carnes y en años que, para hacer más horrorosa la experiencia, no pueden escapar muy lejos porque están en un puto barco en alta mar. «

Ay Pepo, es que no te enteras de nada, hijo. Yo al menos he desarrollado un notable arte en aquello de «asaltar pequeños ayuntamientos» porque fíjate, entre los conciertos que llevo realizados este año y los que me quedan por hacer sumo 62. No está mal para un cadáver artístico, ¿verdad? Y da la casualidad de que no todos apelando a la nostalgia musical (que por otro lado es lícita, ¿no?), sino también presentando mi último disco «Barrio de La Paz Acto 1», detalle del que seguro que ni te has enterado, perdido como estás en tu mundo de gafas de pasta y barbita de amish. Ah, ¡pero es que tú también eres músico! Vamos a ver, tienes una banda que se llama, uy que fashion, va en inglés, The Secret Society (y tan secreta, como que no te conoce ni dios). ¡Y eres cantante! ¡Uy qué chachi! Vamos a buscarte por las redes, venga, mmm, busquemos un momento del que debas sentirte orgulloso, a ver, por ejemplo éste de los conciertos de Radio 3: http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-conciertos-de-radio-3/conciertos-radio-3-the-secret-society/1328151/

¡¡¡¡¡¡Juaaa, juaaa, juaaaaa!!!!!!! Ay, tío, disculpa, pero es que no puedo aguantar la risa, si es que no paras de desafinar, es para partirse el culo. Ya que tú has disparado primero sigamos el juego en igualdad de condiciones, ¿vale? Te paso una aparición mía reciente cantando en directo y comparamos: http://alacarta.canalsur.es/television/video/javier-ojeda-nos-canta-en-directo/1476049/16/18 ¿Qué tal? Cuando quieras te doy unas clasecillas, sobre todo para manejar esos graves que andan bastante perdidos, por decir algo. «Si escribes tan mal como hablas, nadie va a leerte», decía Lou Reed en «Take no prisioners», lo cual podríamos trasladar como «si cantas tan mal como escribes, nadie va a escucharte». Aplícate el cuento, que «está pasando», fíjate, no tienes ni un bolo.

Mira, hijo, la has cagado por todos lados y has equivocado tu blanco. Mi música te puede parecer espantosa pero llevo publicados 20 discos y he sido «indie» cuando tú a lo mejor ni habías nacido. En 1986 nos grabó un disco tu adorado Chris Nagle, el ingeniero de Joy Division, ¿qué te creías? Y ahora lo sigo siendo pero de verdad, sin tribus urbanas ni moderneces de pasteleo. Me grabo mis propios discos, me auto-gestiono y vivo honestamente de la música sin faltarle el respeto a nadie. Tengo la sana costumbre de seguir comprándome un disco a la semana y he conseguido una colección apabullante, de hecho cuando quieras te reto a un careo para ver quién controla más de música. Y ahora encima veo que simpatizas con Podemos y los movimientos de izquierda, pues no sé yo si comentarios como «las actividades huelen a bar de cincuentones, a güisqui DYC con palillo entre los dientes, a Ducados y a slips Abanderado de color granate» son muy de la izquierda que yo entiendo como tal, más bien me suenan clasistas. ¿Te acuerdas que los Gang Of Four cantaban «to hell with poverty, get drunk with cheap wine»?

En fin, Sr. Márquez, es que no hay por donde cogerte. Como dice mi madre, «es que hay gente baja». Baja de estatura física, artística y humana, añado yo, tu Indeseable favorito.