La gala del pasado 30 de abril en Oviedo siempre será para recordar por varios motivos. Desde el comienzo fue atípica y alborotada y pertenece a esa especie de bolos que acaban bien a pesar de las dificultades, lo cual los hace especialmente emotivos. Por lo pronto, la contratación se hizo a través de las hermanas Lavilla, unas encantadoras seguidoras que se esforzaron al máximo para quedar bien, el sitio es espectacular y lo recomiendo encarecidamente (la Sidrería Tierra Astur El Vasco), pero fue la primera vez que se metían en un evento de estas características y había algunas pequeñas carencias relacionadas con el equipo de sonido, carencias que entre todos solventamos con buena predisposición y llevándonos parte de nuestro propio material de ensayo. Gracias de verdad María por el trato espectacular, a ti y a tus hermanas.
Nada más confirmarse la gala empezaron las «dificultades», y esto va entrecomillado porque no hay nada que no se pueda solucionar si estás preparado. Mi teclista Daniel Lozano no podía acudir porque la fecha le coincidía con su boda, así que afortunadamente puede tirar de Isaac Aguilera, un repuesto de lujo que sí tenía la fecha libre. Fantástico, porque Isaac es muy profesional y además es un multi-instrumentista y productor con el que he compuesto y producido varios temas. También se nos cayó a última hora el saxofonista Enrique Oliver, algo así como el músico comodín de la banda, que suele estar en el 70% de los conciertos. Pues nada amigos, vamos p’alante.
Yo fui en avión a Oviedo con Gema mientras los músicos se pegaban un largo viaje en furgoneta, y esto es algo que detesto, no soy nada pijo y me siento mal si no voy con los míos. Pero tenía una justificación, y es que así pude aprovechar para visitar a mi amigo Antonio de la Rosa, el tipo más extraordinario que uno haya podido conocer. Antonio ha escrito letras para muchas canciones mías y de Danza Invisible y siempre ha sido mi ayudante desinteresado para multitud de proyectos: que si títulos de disco, ayuda con las adaptaciones, hojas de prensa y promoción, etc. Lleva diez años luchando contra un cáncer y el hombre anda ahora bastante fastidiado, ¡no os podéis imaginar la alegría que le dio vernos! Estuvimos juntos la noche del lunes y la comida del martes, luego no pudo asistir al concierto porque anda jodido, pero estos ratos de risa y camaradería le han debido venir de escándalo.
Otra sorpresa fue la presencia de Paco y Ely, una pareja encantadora con la quien intimé en Ourense cuando hicimos la gira de «Las canciones del vino» allá por 2021. Resulta que Paco tiene como diez locales en Asturias, es el prototipo de empresario de éxito que, fíjate, luego resulta ser extraordinariamente generoso y sencillo, ¡vaya comilona que nos pegamos el miércoles en uno de sus locales (el A Feira de al lado del Teatro Campoamor, para más señas)! Y me dicen que se van a acercar a Lugo, qué maravilla es tener amigos tan cariñosos. Para buen rollo también la gente del grupo Alberto & García, responsables de uno de los mejores discos nacionales del año pasado -«La herida»- que se pasaron a saludarme con su mánager, Enrique Patricio, otro de estos tipos bonachones del norte.
En fin, que el concierto salió bastante bien y volvimos con una sensación de satisfacción increíble. ¿Sabéis? Yo pienso que soy un buen tío en general, y a la mierda la falsa modestia. ¿Por qué? A ver, no soy nada envidioso, mi ego es muy limitado, disfruto de lo que hago sin molestar a nadie, me entusiasmo con los logros ajenos y suelo ser muy positivo. Pero siempre que voy a Asturias, donde tuve la fortuna de hacer tantas amistades a lo largo de los años, me quedo con la impresión de que hay gente más humilde y generosa que yo. GRACIAS.