Permítanme que titule este artículo con el nombre de uno de los discos más celebrados de Danza Invisible, pero es que me ha venido así. Andaba buscando algo que me permitiese simbolizar lo que han significado estos 25 años de contar con los amigos de La Opinión de Málaga como compañía y mi cabeza tiraba de obviedades como “la visión progresista”, “el necesario contrapunto” y tonterías de ese calibre hasta que duchándome he dado con la tecla. En equilibrio, la mirada equilibrada, también el estar en el alambre con algunos que desgraciadamente se cayeron de la barra, o los tuvieron que empujar.
Lo primero que he hecho al ponerme a escribir estas líneas ha sido corroborar el dato: 25 años de La Opinión de Málaga. No 30 ni 35, “sólo” 25. No sé por qué en mi mente el periódico existe desde comienzo de los 90, es una sensación como de que siempre ha estado ahí. La llegada de este nuevo rotativo fue sin duda una gran noticia para la provincia por ofrecer otro punto de vista a la información que suministraba el Diario Sur (me temo que tendré que nombrarlos en más ocasiones), casi siempre más cercana por entonces a mis postulados personales. El Sur era más conservador, más cercano a los planteamientos del ayuntamiento, y allí estaba la gente de La Opinión para poner en duda ciertas afirmaciones o ejercer de necesaria mirada crítica. No es tan sencillo como “lo del periódico de derecha y el de izquierdas”, ni mucho menos, solo uno un poco más apoltronado y otros que venían con más ganas e ímpetu, y además con redactores muy superiores en el apartado cultural, el que por lógica me es más cercano.
Con el paso de los años esto ha cambiado mucho. Aparecieron los del Málaga Hoy, el que hasta llegué a ejercer de columnista -escribiendo artículos cómicos sobre el Málaga CF y me temo que contribuyendo a uno de sus enésimos descensos- y la competencia hizo espabilar a los del Sur, que modernizaron su plantilla y ficharon a articulistas de gran calidad. Hoy por hoy, el nivel de la prensa de Málaga es altísimo y como he dicho en innumerables ocasiones es sin duda de las mejores del país, vaya por dios, ahora que la precariedad azota a la profesión como nunca lo ha hecho. Algún día habrá que hablar de los sinsabores del periodismo llamémosle objetivo, es decir, el que nada tiene que ver con la corriente actual del amarillismo y las fake news, pero ahora no creo que proceda, ¡que estamos de fiesta, hombre!
Y ahora permítanme algunos recuerdos personales relacionados con La Opinión: un precioso artículo firmado por Guillermo Busutil, al que no conocía personalmente entonces, alabando la decisión del Ayuntamiento de Málaga de nombrar pregonero de la Feria 2011 a este humilde cantor, entremezclando textos de canciones y viniendo a calificarme de “uno de los nuestros”, o algo similar. O la entusiasmada crítica de Jesús Zotano a “Una historia del pop malagueño (1960-2009)”, el libro que escribí -sin olvidar la colaboración del gran Manolo Bellido- sobre los 50 años del pop made in Málaga, y en el que además deslizaba alguna ligera crítica que hoy día veo totalmente certera. Jesús también se ocupó de dar voz a un engorroso asunto sobre los cachés de la feria, una necesaria queja que, oye, de algo habrá valido. Lo dicho, el necesario punto crítico, y con el paso de los años una mirada cada vez más centrada y luchando por la objetividad. Un detalle importante: han dado información veraz sobre el controvertido Hotel del Puerto de Málaga, dando voz a las distintas opiniones sin ocultación de datos alguna. Bravo, compañeros y compañeras.
Jesús y Guillermo, como tantos otros, ya no están ahí pero forman parte de nuestra historia local. Pero hoy por hoy La Opinión se mantiene a flote aún con buena salud, potenciando los contenidos online y bregando como cabrones, perdóneseme la expresión. Ahí está Víctor A. Gómez, que cada equis tiempo me asalta al WhatsApp en busca de alguna colaboración o información de su interés. O el omnipresente Fran Extremera, un gran tipo que además debe ser la única persona en el mundo que habla más que yo. Y da la casualidad que ambos, sin conocer el uno las intenciones del otro, me han llamado para participar en la celebración del 25º aniversario, uno (Fran) como cantante, “nada, tío, un par de temas en acústico”, y Víctor como participante en una mesa de debate sobre el modelo actual de ciudad o algo parecido. Desgraciadamente no podré estar, amigos, pero espero que estas líneas os sirvan para demostraros cuánto aprecio vuestra contribución, y la de todos los que habéis hecho de La Opinión parte de la historia moderna, en todos los sentidos, de nuestra provincia. Felicidades.
(Artículo publicado en La Opinión de Málaga).