Foto: Javier Ojeda presenta ‘Días de vino y cosas’ en el Palmeral.
El líder de Danza Invisible presenta en directo su último EP
Profesionales, aficionados y músicos frustrados coincidirán en que el ‘blues’ y el ‘rock and roll’ son los géneros perfectos para que los instrumentistas se relacionen entre ellos. La rueda de acordes, prácticamente idéntica en infinidad de canciones (primera, cuarta y quinta), crean un entorno seguro en el que improvisar desde punteos hasta la letra parece fácil. Quizá por eso Javier Ojeda, líder de Danza Invisible e icono de los ochenta malagueños, ha escogido un ‘boogie’ desenfadado, ‘El vino se acabó’, para lanzar su nuevo EP ‘Días de vino y cosas’, un trabajo compuesto por cuatro versiones de clásicos del rock cincuentero que ayer puso a bailar al Palmeral de las Sorpresas.
Ojeda se rodeó de los principales exponentes de la música local actual. Agustín Sánchez, segundo de a bordo de Jarrillo Lata; David Quintero, líder de El Trío del Saco; Yohany Suárez, bajista de infinidad de conjuntos locales y nacionales y Daniel Lozano al piano rodearon al frenético cantante haciendo las veces de banda fija. Juntos dejaron claro que el ‘rockabilly’, como el vino, suena mejor entre amigos, y que Javier Ojeda se esfuerza por seguir sorprendiendo a sus cincuenta y cuatro años, incombustible.
El baile empezó diez minutos después de las 21.00 horas. El restaurante El Palmeral, en el Palmeral de las Sorpresas, se llenó de curiosos que exprimían el espacio entre las mesas. El escenario lucía ligeramente apretado para tanto talento (y los característicos movimientos del malagueño). «Más que un concierto al uso esto va a ser una auténtica celebración, vamos a tocar durante un buen ratito para que ustedes se diviertan». La primera canción de ‘Días de vino y cosas’ que sonó en el concierto fue una versión de Elvis Presley (‘All shook up’), durante la que no dudó en bajar de la tarima para bailar entre los asistentes (algo que repitió en varias ocasiones). ‘Tiempo de amor’, uno de los éxitos con los que Danza Invisible monopolizaba la radio en 1983, puso uno de tantos momentos nostálgicos.
Julia Martín, considerada una de las promesas del R&B en España y «uno de los mayores talentos que van a salir de Málaga», se subió al escenario para acompañar en los coros la versión de ‘Put your head on my shoulder’, de Paul Anka, ‘Tu cabeza en mi hombro’, interpretación sui generis incluida en el último trabajo de estudio. A continuación, ‘Bautízame en champán’ puso el punto de locura de la velada. Solos eléctricos –pocas veces se puede ver a dos de los guitarristas más reputados de Málaga en un cara a cara de ese calibre–, redobles de batería y un Ojeda desenfrenado retorciéndose por el suelo entre berridos y ‘yeahs’ a plena garganta dejaron atónito al personal.
La corista de James Brown, Martha High, se sumó al espectáculo con ‘Mockingbird’
La noche siguió entre clásicos de Danza Invisible «rearmonizados» para la ocasión, como ‘Agua sin sueño’, «tu húmedo tálamo», una licencia que se tomaron en plena «era cultureta». El público se rindió, clásico a clásico, desde ‘Sin aliento’ (con baile sobre una silla incluido) hasta algunos menos conocidos pero igual de evocadores como la «filosofía de vida» de ‘Baila conmigo’, que contó con el saxofón de Roberto Cantero. La diva estadounidense del soul Martha High, corista durante décadas de James Brown, se animó a cantar con Ojeda tras explicar que Málaga es ahora su «casa». ‘Mockingbird’ fue el clásico elegido con el que el malagueño volvió a demostrar que sabe rodearse de buenos amigos.
En lo que queda de este año, Ojeda actuará en una quincena de citas por toda la geografía española, en la que Málaga volverá a verle bailar los días 6 y 7 de diciembre.
(Fernando Torres para Diario Sur).