- El músico de jazz cubano ha actuado en el Starlite Catalana Occidente de Marbella
Foto: El intérprete de jazz Chucho Valdés
Chucho Valdés (Quivican, Cuba, 1941) es hijo del recordado Bebo Valdés y entre ambos hay mucha música y mucha Cuba en el alma. Con una carrera iniciada precozmente, cuenta con nueve premios Grammy y es uno de los nombres más sólidos del jazz con raíces latinas. Acaba de actuar en el Starlite Catalana Occidente 2022 en Marbella, en el majestuoso marco de la cantera de Nagüeles. El trabajo de Sandra García-Sanjuán sigue dando frutos en verano pero su repercusión se extiende a lo largo del año gracias a nombres como Chucho.
–Acaba de actuar en Starlite, un festival que acentúa el nombre de Marbella. ¿Qué mensaje se puede dar con la música en estos años que siguen siendo muy dífíciles?
–El mensaje que puedo mandar es que hemos estado en situaciones muy difíciles en la pandemia. Y de la guerra en Ucrania, que además de difícil es muy triste. Creo que la música es un arma muy buena para combatir la tristeza porque ayuda a levantar el espíritu y es realmente el idioma universal por excelencia. La música es el idioma que facilita el entendimiento entre todos, más que el esperanto, la música es idioma universal. A través de la música puedes llevar un mensaje de alegría, de esperanza sobre todo, y la fuerza para lograr que las cosas malas pues se vayan. Se vayan y desaparezcan.
–Si la música da esperanza, ¿qué testimonio nos podría dar usted personalmente?
–La música nos puede dar la esperanza porque en primer lugar eleva el espíritu. A través de la música se elevan mensajes, mensajes de paz, de armonía, con los que podemos proponer al mundo una situación donde todos podamos convivir. Y convivir bien y de la mejor manera posible. El mundo necesita esperanza y alegría.
–¿Cómo ha sido de especial su concierto de Starlite Catalana Occidente 2022?
–Wow, realmente estoy tan emocionado. He visitado Starlite desde que comenzó, desde los conciertos de Tony Bennett; he recorrido muchos lugares del mundo pero Starlite me gusta especialmente. Preparé este concierto con dos artistas amigos con los que tengo puntos de vista en común como Pablo Milanés o Pancho Céspedes. Además, en el tiempo que vivimos acá, en Málaga, tengo amistades como Javier Ojeda, o Efecto Mariposa, que se unieron a este concierto junto a Cimafunk. Ha sido una mezcla con mi estilo musical de raíces afro-cubanas. La unión de la rumba cubana, de la alegría, de la danza..
–¿Diría que existe una hermandad entre el espíritu de Málaga y el cubano?
–Claro, ya eso papá lo hizo como el Cigala, en Lágrimas Negras. Un disco precioso que fue una mezcla del flamenco con el son cubano y la música de raíces. Y yo creo ahora hay un poco también de esto. Hay un espíritu de retomar la fusión, dos cosas muy importantes que tienen mucho que ver en la historia. Cuba y España o España y Cuba: en ambas direcciones.
–¿Cómo fueron sus vivencias como músico durante los peores momentos de la pandemia?
–Estos años de pandemia en un principio nos obligaron a tomar una nueva realidad, y una nueva realidad bien difícil a la que nunca estuvimos preparados. Comenzamos a hacer conciertos online, pero nunca es lo mismo que tocarle al público en directo que lo está viviendo, que tú lo ves y que ellos te ven, donde te comunicas. Esta interrelación humana es increíble, Pero bueno, hacer una presentación desde un piano donde no hay público, que nadie te ve, es una sensación, que para mí fue al principio muy extraña, pero al mismo tiempo pensaba, bueno, en el teatro más grande que existe.
–El calor del público es necesario.
–Con 5.000 personas escuchándote en un auditorio tienes ese límite que sin embargo de esta forma, como ocurrió en el primer concierto que hice online, estaban conectadas 262.000 personas. Impresiona. Yo decía, ¿de qué otra forma puedo yo tocar en la intimidad a 260.000 personas? No hay teatro del mundo que tenga esa capacidad. Esto hacía pensar que de esta otra forma, podía llegar a más, y a más lejos, en diferentes países, diferentes culturas, que te podían escuchar al mismo tiempo.
–¿Cómo recuerda su experiencia anterior en Starlite?
–Mira, yo me quedé, nos quedamos, muy impresionados. Lo bien preparado que estaba todo, la buena organización que había en Starlite. El sonido, la acústica de ese lugar impresionaba e impresiona. Y desde la primera vez que fui como espectador, nos quedamos con el sueño de hacer algún día algo en el Starlite. Ya lo he disfrutado antes con mi cuarteto, y ahora con invitados fuimos mucho más allá.
–¿Qué tiene Marbella, y Starlite, para haberse convertido en un fenómeno como el que es?
–Primero tiene la naturaleza, la envergadura natural que tiene. Acompaña mucho el entorno, que también es fantástico. Y luego, la organización, la preparación. Allí vimos también a Santana y nos quedamos flipando. Yo entiendo que llegar a Starlite es un privilegio muy grande.
–Tras un concierto entre amigos ¿qué son los amigos en un mundo tan competitivo como la música?
–Todo. Bueno, por ejemplo, con Pablo Milanés, que es un músico que hemos vivido en generaciones parecidas, y tiene su grupo, yo ya le había acompañado, e inclusive habíamos decidido hacer un disco, él y yo. Las canciones, las melodías eran mías y las letras eran de Pablo. Es un disco que no se conoce mucho y es un disco maravilloso. De Pancho Céspedes te podría decir lo mismo. Ha sido la primera vez juntos en un escenario. Yo acompañé a un hermano de Pancho y siempre he sido un admirador grande de él. Lo mismo te digo de Javier Ojeda, de Efecto Mariposa,.. y de muchos muchos también que he acompañado acá. La admiración que siento hacia ellos esta por encima de todo, no hay competencia, lo que hay es mucha admiración.
-¿Qué consejos nos daría, para precisamente construir un mundo más ilusionante y divertido?
-A nivel global es difícil, pero se podría lograr una conexión universal ¿no? Una conexión entre países, aunque tengan distintas formas de pensar. El secreto de cómo unir eso yo no lo tengo, ojalá lo tuviera para poderlo dar. Pero si creo que el sueño de todos nosotros los humanos, es que lleguemos a convivir en una forma fluida, sin guerras y sin grandes diferencias. Armonía.
-¿Cuáles serían las señas de identidad de la música de Chucho?
-Serían mis raíces. También de las raíces africanas, nosotros somos descendientes de Nigeria. Inclusive, religiosamente tenemos muchas influencias de los yoruba, de la santería. También raíces de España. Mi bisabuelo era español, mis apellidos son españoles. Yo soy Valdés Rodríguez, por lo que España juega un papel muy importante, porque también España viene con raíces de África norte. De ahí viene la unión de la música africana con el flamenco, con la tradición española de nuestros abuelos, y cuando todo esto se une, es una fuerza imparable, por supuesto tenemos cosas de otras partes de Europa, pero las raíces de nosotros los cubanos es España y África. De ahí sale nuestra música, la rumba flamenca, Bebo con Cigala, Antonio Machín…
(Francisco Andrés Gallardo para Diario de Sevilla).