Fue en un Teatro Circo de Murcia lleno hasta la bandera, del uno al otro confín. De distinto origen y época, pero con un mismo motivo: la música
Interpretaron todo tipo de temas de cada uno de sus repertorios, cantando Ojeda temas de Second, Maga de Danza Invisible o los tres al unísono
Foto: Danza Invisible, Second y Maga
Son tres cañones por banda, viento en popa a toda vela, no cortan el mar, sino vuelan: Sean Frutos, Javier Ojeda y Miguel Rivera.
Fue en un Teatro Circo de Murcia lleno hasta la bandera, del uno al otro confín. De distinto origen y época, pero con un mismo motivo: la música. Como en cualquier acción en la que el azar esté presente, no hay quien pueda establecer quién encontró a quién, aunque en esta ocasión, un tal Javier Ojeda (Danza Invisible), allá por 1986, enterró en su particular cápsula del tiempo el tema «Sin Aliento», para que décadas después el murciano Sean Frutos (Second) y el sevillano Miguel Rivera (Maga) la rescataran por separado, al mismo tiempo pero a distinto compás, para dar lugar a esta particular travesía de tres conciertos en la que amarraron anclas en nuestra Murcia capital. Ya ven, cosas del azar, dos de las bandas más representativas del Indie español versionando una canción de Danza Invisible, hecho que a posteriori les llevaría a girar con el incombustible Javier Ojeda por diversos escenarios del panorama nacional.
La de ayer fue una noche de ciertos descubrimientos, y se agradece, pues también había muchas preguntas. Por ejemplo, qué tienen en común estos tres intérpretes. En palabras del propio Javier: «Nada. Que los tres tenemos canciones en películas que no conoce nadie». Pero lo cierto es que a simple vista se percibe que tienen mucho más en común, como el respeto y la admiración por cada uno de sus trabajos. Interpretaron todo tipo de temas de cada uno de sus repertorios, cantando Ojeda temas de Second, Maga de Danza Invisible o los tres al unísono.
Fue un concierto íntimo, cercano, muy cercano, donde también descubrimos otra versión del teatro, pues la propuesta del Teatro Circo Murcia fue la de abandonar patio de butacas y anfiteatros para tener una visión diferente, peculiar, desde las mismas tablas del escenario. Como si de la cubierta de un barco pirata se tratara, y a los mandos del timón la banda actuara, dando espalda al graderío y; sin embargo, mirando a la gente a la cara. Mira a la gente, uno de los nuevos temas que la banda Second incorpora en su nuevo disco Anillos y Raíces, fue otro de los descubrimientos de la noche, sobre todo para los que más alejados podían estar de la voz de Sean Frutos. Se recordará tras solicitar éste la colaboración de su inseparable compañero de banda, el guitarrista Jorge Guirao, para la puesta en escena conjunta del citado nuevo single , guitarra de doce cuerdas «nueva» en mano, ésta falló a la hora de lograr su amplificación. Pero ya saben la sabiduría del refranero español y es que «No hay mal que por bien no venga», pues ese atisbo de error e incertidumbre, esa anécdota, se convirtió en el momento más mágico de la noche. Los murcianos tiraron de recursos, de talento, de temple, de cariño y de voz, de una gran voz la del cantante de Second, que interpretando el tema a capella hizo levantar a la tripulación de sus asientos, para no parar de aplaudir y pedirles «más madera».
Descubrimos también que el tema Silencio de Maga surgió de una tarde de Semana Santa en el centro de Sevilla, tras la imposibilidad de salir de casa por culpa de la procesión. Y con él dimos la razón a sus seguidores más fervientes: el cantante y músico sevillano puede presumir de tener una de las voces más características del indie español. Una voz especial que invito a que escuchen con detenimiento, pues también sus letras están a la altura del lugar que ocupa en el panorama musical actual. «Bendita» Semana Santa, amigo.
Y del mismo modo, Javier Ojeda nos descubrió cómo la mítica canción Sabor de amor se había escrito en quince minutos; que incluso hubo un momento en el que llegó a no «ser de sus preferidas», pero que sin embargo se ha convertido en un himno, en una de esas canciones que marcan época. Y allá anduvimos disfrutando de la versión, casi balada, que hizo de la misma, llegando a la conclusión de que no importan los arreglos ni las formas en las que se canten los grandes hits como este, pues las grandes canciones siempre son grandes canciones.
Y así se puso fin al día mundial de la poesía en el Teatro Circo de Murcia, con letras de ayer y de hoy, en definitiva, con música de siempre y para siempre. Con poesía.
(José Lara para eldiario.es).