Comenzar de cero

«Este va a ser el disco que te ponga en el lugar que te mereces», me dijo alguien muy allegado mientras sonaban las canciones de «Reversos», aún sin mezclar, en el proceso de prueba de mis interminables órdenes del CD. «¿Y por qué lo crees?» «Porque está TOTAL», me dijo. No deja de ser todo un halago venga de quien venga, sobre todo teniendo en cuenta que tras casi 30 años en la música estoy casi como al principio, intentando darme a conocer. De hecho este mes, tranquilo en apariencia, lo he dedicado casi por completo a buscar cuál es es la mejor opción para sacar el disco, lo cual no es nada fácil por mucho cantante de Danza Invisible que uno sea, y especialmente si vienes con algo distinto y en principio alejado de posibilidades comerciales. Ya lo dice el tema que abrirá «Reversos», titulado «Los posos del café»: «Qué ves tú cuando veo confusión / quizás la indecisión de comenzar de cero o de nuevo arriesgar / de irle dando tiempo al tiempo o empezar a espabilar». En un par de semanas si autoedito bajo licencia Warner, si utilizo un sello propio + distribuidora o si me interesa alguna otra oferta que puede haber por ahí. Vaya via crucis, en serio, no veas como está el negocio.

Para vuestra información he de decir que el cantante maniático ha claudicado y finalmente casi todo el álbum es en directo, van las 18 que interpreté en el Echegaray más un viejo blues del año 52 que hemos grabado en el local hace un par de semanas y cuya autorización para trasvasar al castellano llegó un pelín tarde y, mira qué cosa, resulta que al final es el primer single. Para no desentonar con el resto la hemos hecho en tomas únicas, del tirón, y suena tremendamente viva. No es la más comercial sin duda, pero la ventaja de hacerte el disco tú solito es que puedes hacer lo que te salga de los cohone. ¿He dicho solito? Un carajo, vaya equipo de voluntarios tengo a mi alrededor, ellos ya lo saben. Mmmm, ¿dónde estaba? Ah, que al final van todas porque me he visto incapaz de quitar ninguna. Me planteé guardar tres o cuatro para más adelante, ya que recientemente me han llegado un par de autorizaciones nuevas y (¡por fin!) he dado con la letra para uno de estos temas míos que han pasado por varias fases, por tanto tenía ya los mimbres para un «Reversos 2»; mas finalmente he optado por soltarlo todo de golpe: ¿quién sabe cuándo voy a poder editar otro disco, o si esos temas encajarán en el siguiente? Seguramente, de existir esas antiguas caras B de los 45 rpm, habría dejado unos tres temas fuera para beneficio de los rastreadores de rarezas, pero ya que esto ahora es imposible pues ahí va todo, al límite de la capacidad del CD. Pocas veces se ofrece tanto por el precio de un par de cubatas, ¿no creéis? A la venta a finales de mayo, o junio lo más probable.

Fantástica actuación la de Álora, localidad queridísima por mí que tuvo mucho que ver en el despertar de Danza Invisible. En un pub, además muy cercano a la discoteca Rumar donde di una de mis primeras actuaciones con Danza, qué recuerdos. Es como volver a empezar. Lo mismo pensaba tras regresar con los Danza de Águilas, donde vivimos la cara amarga de los conciertos a taquilla, o sea, pinchazo total y regreso a casa sin un duro en una furgoneta prestada por aquello de reducir al mínimo los gastos -estas cosas normalmente no se cuentan, en el maravilloso mundo del pop todo es de color de rosa y siempre llenas-, mira por dónde, hicimos una actuación magnífica para sólo unos pocos. A la llegada al local, mientras echábamos una mano a descargar el equipo muertos de risa de no sé qué, borrachos perdidos, iba pensando en cuánto aprecio a estos hijos de puta, ya todos canosos y/o con entradas prominentes, aunque a veces nos pongamos de los nervios los unos con los otros. El próximo mes de septiembre, aproximadamente, se cumplen treinta años desde que Manolo, Chris y Ricardo Texidó decidieran formar un grupo al que llamaron Danza Invisible. Algo tendremos que hacer, aunque sea una mini-fiesta, digo yo. ¿Concierto del 30ª Aniversario? Ya ando barruntando algo, pero será unos meses más adelante, tipo febrero o marzo, ¡no en vano siguen siendo treinta años! Hasta la próxima.