Crónica de un concierto inolvidable: Javier Ojeda, en Gran Canaria

Gracias al magnífico e impagable trabajo de Juan Salán (producciones), tuvimos el regalo y alegría de gozar del maravilloso concierto que dio Javier Ojeda, cantante del histórico grupo malagueño Danza Invisible, el sábado día 5 de junio (2021) en el Teatro Juan Ramón Jiménez, Telde (Gran Canaria). Javier nos muestra que la buena música no tiene barreras ni fronteras.

A lo largo de su carrera con Danza y en solitario, él ha cultivado y desarrollado magistralmente ese arte que se llama música popular en sus diversos estilos: pop-rock, blues, sonidos más latinos, reggaes, canción de autor, toques andaluces, flamencos…Tal como nos transmitió todo ello en su brillante actuación, con su pasión y cercanía habitual, muy admirable en un cantante de su larga trayectoria, muy bien acompañado por Agustín Sánchez (guitarra y coros) y Daniel Lozano (teclados y coros).

De esta forma, fueron sonando sus buenas canciones en solitario, como Un brindis tú y yo, y la excelente No sé decirte adiós, muy bien acogidas por el público. Combinándolas con los clásicos como El orden del mundo, que según nos comentó hacía ya tiempo que no tocaba, y La mujer ideal, con el respetable vibrando al son de los mismos.

Y así fue transcurriendo el estupendo recital de Javier, con esos sonidos latinos movidos de Negros y la emotiva Agua sin sueño, emocionante y bella de canción con la que nos comunicó esos sentimientos de aquella época memorable de Danza.

El sonido más blues y rock and roll llegó con El vino se acabó, muy bien interpretada por Javier. El ritmo, el sentir y los clásicos siguieron con Catalina y A este lado de la carretera, una sorpresa imprevista con la que nos obsequió Ojeda. Los sonidos más latinos continúan con Un trabajo muy duro y la melódica Yolanda, el clásico de Milanés, del cual Danza hizo una muy buena versión y que, junto al resto de la banda, Javier interpretó de forma esplendida.

El sonido más rock and roll reaparece con la potente Mama, con Javier visibilizando su versatilidad y talento. Y claro, ya para ir finalizando, no podía faltar su canción más popular en suelo hispano como es Sabor de amor, con esos renovados aires que le suele dar Javier a este himno y el público entregado, cantando y dando palmas a su ritmo. Ello hizo que aún Javier nos regalara otros clásicos de su primera época con Danza.

Concluyendo así el recital con Al amanecer y la genial El ángel caído, una de las canciones más significativas de la historia de los malagueños y del pop-rock español. En definitiva, como dijo él mismo, existe una simbiosis muy especial entre Gran Canaria y Javier que se retroalimentan mutuamente en esa pasión por el arte de la música y, esperamos, que siga danzando mucho más tiempo. 

(Agustín Ortega para El Periódico de Canarias).