- Así fue el éxito del grupo de Javier Ojeda anoche en Jerez, la ciudad que les lanzó a la fama en 1982
Foto 1: El cantante Javier Ojeda, este viernes durante su concierto en el ‘Alcazaba’. VANESA LOBO
Foto 2: Momento en el que Javier Ojeda cierra la noche tomándose una botella de fino Tío Pepe JESÚS QUESADA
Foto 3: Lleno en la Alameda Vieja para el concierto de Danza Invisible.
«Llevo aproximadamente doce horas en esta ciudad y todavía no me he tomado un jerez ¿alguien puede solucionar esto? Por favor». Javier Ojeda interpreta uno de los himnos de Danza Invisible, “El club del alcohol”, ante más de seis mil personas, bajo una luna impresionante, a la vera del Alcázar de Jerez donde hace 37 años ganaron el primer concurso de pop y rock “Alcazaba”, cuyo espíritu se ha recuperado este año.
¿Y qué pasó entonces ? Pues que la organización consiguió a la velocidad del rayo media botella de Tío Pepe, muy fresquita por cierto. Se la entrega Pepe Contreras, que impulsó las tres primeras ediciones de “Alcazaba” y Ojeda, en su bolo 38 en lo que va de año, sabe que ya tiene la clave para rematar la faena y cerrar el himno, “porque nosotros somos el club del alcohol”, y el público cae rendido ante el malagueño, que vive un año excepcional, y aún no puede reprimir la emoción, horas antes, de haber firmado el libro de honor municipal.
Es la última canción de su concierto, lleno de guiños a “jerezanos” y “jerezanas”, con varias generaciones a sus pies, a quienes ofrece un sonido más compacto, redondo, impecable. Una mixtura humana que se sabe las canciones de los Danza y también las del incombustible Manuel Martínez al frente del último bastión del rock andaluz, los Medina Azahara. Javier y Manuel conversan en un intervalo del festival. El malagueño se entera que el cordobés lleva ya 4.000 conciertos en su vida. La cifra suena colosal, y el primero se sorprende. Se llevan bien el rock y el pop andaluz, colegas muy honrados de ser andaluces.
Javier Ojeda no se ha tomado un jerez antes del concierto, pero si algunas cervezas bien tiradas por la familia Pacheco en La Moderna tras pasear por las calles del centro. Abre su concierto con “Al amanecer”, una de aquellas canciones emblema de su repertorio desde hace 37 años, luego seguirían El brillo de una canción, Un lujo a tu Alcance, Dame de beber, Reina del Caribe, A este lado de la carretera, Por ahí se va el amor, Catalina, Agua sin sueño, Consentido amor, El ángel caído, Sabor de amor, la espectacular Sin aliento, y El club del alcohol. Todo el mundo feliz como una perdiz.
Saboreando la ovación final, Ojeda contó luego en el backstage que anda muy ilusionado con su propuesta musical “Las canciones del vino”, un proyecto muy personal desde 2017 con un repertorio nacional e internacional en el que todas las canciones están relacionadas con el vino y la liturgia que lo rodea. “Sería muy especial para mí que en esta tierra pudiera ofrecer ese espectáculo con las bodegas de Jerez, que me fascinan en todos los sentidos”.
(Publicado en Diario de Jerez).