Cuando terminó la gira de despedida de Danza Invisible pensaba que las cosas iban a ir mucho más fáciles. Entre medias de las 12 actuaciones había hecho algunas actuaciones con mi banda y varios ensayos y había renovado bastante el repertorio, rescatando temas que llevaba años sin tocar, diseñando un concierto cambiante que la banda iba interiorizando y haciendo suyo. Me fui una semana de vacaciones dispuesto a relajarme tras el vendaval de emociones de la gira de Danza y ¡zas!, nada más aterrizar me entero del grave accidente que ha sufrido Agustín Sánchez, mi guitarrista, que le va a tener fuera de circulación prácticamente todo el verano (básicamente le arrolló una furgoneta y tuvo que ser operado de urgencia).
Total, que para colmo nada más llegar tenía dos bolos seguidos a los que ya sabía que iría Coki Giménez sustituyendo a Paco Vílchez, vaya lujo de sustitución por dios, pero no contaba con tener que llamar de urgencia a David Quintero para que se aprendiese en apenas unos días prácticamente el repertorio entero, al pobre le jodí las vacaciones. El resto del mes he tenido que estar ensayando como hacía tiempo, para que David fuese practicando, aprendiendo coros, reestructurando partes, bufff, todo mezclado con el show de jazz del Portón de Alhaurín de la Torre y la organización de «La Movida Flamenca» junto a Daniel Casares para Estepona este mismo jueves, una locura. Lo dicho, no me asusta el trabajo duro pero cuando me faltan horas y no puedo disponer de todo el mundo como quisiera me estreso bastante, me lo noto. Eso sí, mi banda cada vez va sonando mejor con David y mejor que lo haremos, especialmente cuando podemos contar con el saxo Enrique Oliver como está ocurriendo el 70% de los casos.
En principio a pattir de ahora va a ir todo más fluido, ¡NO! Resulta que en primavera se me ocurrió una de estas ideas locas que me asaltan de vez en cuando, y es que al no poder haber celebrado mi 60 cumpleaños con un evento a lo bestia como hubiese deseado, y tras conversación con un amigo que me sugirió contar los días, he decidido celebrar el próximo 22 de Agosto mi 22.000 día de existencia en la Tierra. Va a ser un evento gratuito a celebrar en La Playa Beach Club, en Torremolinos, un concierto-fiesta al que van a acudir un montón de amigos y músicos invitados y que, no lo vais a creer, coincide con mi actuación nº 2.200, tal y como se percató mi hijo Javier hará un par de meses, de hecho he «casi» forzado la celebración de un par de shows más para que la cifra me cuadre. Para un friki de la numerología como yo es esto algo asombroso que hay que resaltar de alguna manera.
¿Cómo? Pues aparte de lo dicho, que no es poco, voy a aprovechar para publicar ese mismo día un recopilatorio bastante peculiar que constará de 22, cómo no, canciones basadas en el amor, el desamor o que contengan la palabra «amor», incluyendo alguna de nuevo cuño, y que apropiadamente se titulará «POLIAMOR», como sagazmente me sugirió mi gran amigo Antonio de la Rosa. En estos tiempos de playlists parece haber perdido sentido la publicación de un disco de estas características, pero me da igual. También habrá quien repare en que ya publiqué una compilación en 2019, «El Vaivén De Las Olas», pero teniendo en cuenta que desde entonces he publicado tres LP’s (ya, dos de ellos en directo) y un EP más, que a ese disco le pilló la pandemia y que esta nueva compilación tiene un leit motiv distinto, sí que le encuentro razón de ser. Hay algo esotérico en esa fecha que me lleva a ello, y de cualquier modo me encanta meterme en estudio y publicar cosas nuevas, aunque casi todo en este caso venga del pasado. Os espero a todos el 22 de agosto, ahí sí que liberaré las tensiones acumuladas estos meses y seré auténticamente feliz rodeado de músicos y amigos, como tiene que ser. En breve más info.