Imagine que a la vuelta de un viaje le detienen y encarcelan por posesión de drogas, por ejemplo. Y que, en vez de llamar a sus familiares y amigos para informarles de su situación, decide inventarse una ocupación para ocultar que estará entre rejas poco menos de un año: 321 días, para ser exactos. Bajo esta premisa, el director malagueño Enrique García ha construido la historia de la que será su primera película, un filme que comenzará a rodar en marzo y cuya acción, como ya ocurriera en el cortometraje «Tres razones», se desarrolla en un centro penitenciario.
«Una de las mejores universidades de economía de los Estados Unidos es la Ann Arbor College de Míchigan. Y de ahí viene el título. El protagonista de 321 días en Míchigan decide ocultar que está en la cárcel y explica su ausencia contando que se ha ido a Míchigan a hacer un máster», relata García, que asegura que esta situación, que a muchos puede resultar rocambolesca, «es más común de lo que se piensa» entre presos. (…)
Lo que sí está ya confirmada es la dirección musical de «321 días en Míchigan», que correrá a cargo de Javier Ojeda. El líder de Danza Invisible será el encargado de seleccionar la música que suene en la película «y también interpretará una o dos canciones». «Quiero que en la banda sonora suenen muchos estilos: flamenco, pop, indie, rock, electrónica… Y le he pedido a Ojeda que elabore una selección centrada, sobre todo, en artistas malagueños», asegura el director, que adelanta que los espectadores escucharán a Pasión Vega, Anni B Sweet, Zenet y El Kanka, entre otros.
Sobre el estreno de su primer largometraje, García lo tiene claro: será en Málaga. «Lo ideal sería hacer una premiere en Málaga y después llevar la película por todos los festivales que sea posible. Y por último, estrenarla en las salas antes de que termine el año».
(Fragmentos extraídos del artículo de Jesús Zotano en La Opinión de Málaga)