Foto: Javier Ojeda en una imagen promocional de su último disco, ‘Decantando’.
El vocalista de Danza Invisible acaba de iniciar una gira con la que recorrerá toda la geografía española.
Javier Ojeda (1964, Málaga) dice que nunca pensó que el vino le diera tanto juego, a nivel artístico, en los últimos años, que le resultan aún más locos que los que vivió en la movida malagueña. Uno de sus planes favoritos es disfrutar de las vistas de Málaga al lado de su mujer desde el mirador de Gibralfaro. De hecho, el pasado 9 de julio presentó su nuevo disco, Decantando, en un escenario extraordinario: el Castillo de Gibralfaro, una actuación con la que cumplió uno de sus sueños y que no quiso perderse ni el mismísimo presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. Hace calor y el terral aprieta en Málaga capital. Al otro lado del teléfono, el vocalista de Danza Invisible, que atiende a El Español de Málaga desde Ourense. «Nunca había estado en esta zona. Es una pasada. ¡Con razón quieren hacer la Ribeira Sacra patrimonio de la humanidad, es uno de los sitios más bonitos en los que he estado en mi vida!», cuenta en momentos previos a la entrevista.
Decantando como título tiene doble sentido, el vitivinícola y el musical. ¿Te ha ayudado el vino a escribir alguna canción de este nuevo disco?
Es una historia larga (risas). Nunca pensé que iba a sacarle tanto partido a la temática vinícola. Hace muchos años estaba con un grandísimo periodista cordobés, Manolo Bellido, hablando de cuántas canciones hablan sobre el vino y, para nuestra sorpresa, eran muchas. Entonces, a raíz de esa conversación decidí montar un espectáculo sobre estas canciones y, tras él, hice una selección de canciones basadas en el vino.
Es que es muy fuerte pero, me di cuenta de que hablando del vino podías hablar de muchas cosas más. Con el leitmotiv del vino puedes hablar del amor, de la amistad, del desgarro, de la desesperación, de la fiesta o de la felicidad… Para que me entiendas, con Decantando les digo a mis seguidores: «aquí tenéis, os estoy embriagando con el vino de mi música».
En la canción ‘Un puntito’ dice que con el puntito, nadie le comprende, que no sabe decir a nada que no y que no sabe muy bien lo que es ni hacia dónde va. ¿Ha llegado a ser autobiográfica esta letra alguna vez en su vida?
(Risas) ¡Es una canción muy gamberra! Es un tema que habla del hombre que más bebe en el mundo, un alcohólico. Es una canción que puedo ser yo en ciertos días, pero también hay mucha gente a mi alrededor que tiene «ese puntito». Es una canción canalla. Siempre está todo el mundo diciendo que hay que beber con moderación… ¡pero si estoy acompañado de miles de borrachos, por Dios! Es gamberra y muy incorrecta, sí.
Los videoclips de No sé decirte Adiós y Un puntito están grabados en La Carihuela y en la cueva del Tesoro en el Rincón de la Victoria. No hay dudas a la hora de elegir espacios malagueños, ¿no?
Pues sí, es fácil. Lo primero, porque es más económico grabar cerca, que es importante y, por otro lado, porque Málaga lo pone fácil. Tenemos unas localizaciones fantásticas, la cueva del Tesoro fue un sitio espectacular para hacer el playback y ponerte allí a interpretar. El entorno de La Carihuela fue una cosa más casual y es que, como Un puntito, tiene ese aire de música disco retro y creo que no hay algo más setentero y retro que La Carihuela.
Además, el de la Cueva del Tesoro fue inicialmente idea de tu mujer, ¿no es así?
Efectivamente, la idea inicial era haberlo grabado en el hotel Pez Espada, pero estaba de reformas. Entonces, cuando estábamos buscando otras ubicaciones resulta que mi mujer, repasando fotos antiguas, encontró unas fotos en la Cueva del Tesoro cuando estábamos enseñándosela a una amiga nuestra, Martha High, la que fuera corista en su día de James Brown.
Cuando hablamos de la idea pensé que no pegaba demasiado con el tema. Sin embargo, al final, pensamos que los músicos durante esta pandemia hemos estado encerrados en una cueva y que podía salir algo guay del concepto. Viéndolo ahora, creo que ha quedado fantástico. Eva Nilsen (la directora del videoclip) es una gran profesional que cada vez es más famosa por el maravilloso trabajo que hace.
Presentaste el nuevo disco el pasado día 9 en el Castillo de Gibralfaro. Grabaste audio y vídeo. ¿Ya tenemos regalo para las próximas navidades? ¿Decantando en directo?
¡A lo mejor! Hemos grabado este directo y seguramente también el del 4 de agosto en Benalmádena, que será en el Castillo del Bil-Bil. Da la casualidad de que ambos son dos castillos, así que se podría hacer un disco en directo que se llame Noche de los castillos, o algo similar. Me apetece mucho grabarlo porque yo siempre he sido un artista de directos y puede estar guay tener un nuevo disco para Navidad. ¿Por qué no?
Menudo escenario, en realidad, para grabarlo, ¿no? Cuántas historias habrán vivido esas paredes…
A mí me ha hecho mucha ilusión como malagueño que soy. Además, nunca había tocado allí. De toda la vida hay tres sitios emblemáticos donde siempre he querido tocar: el Teatro Romano, la Alcazaba y el Castillo de Gibralfaro, así que ya puedo tachar una de la lista.
Eres del barrio de la Paz. El otro día pasé por allí y vi una pancarta en los barrotes de un balcón que rezaba ‘la cultura es segura’. ¿Están los barrios obreros más socialmente comprometidos por la cultura y demás causas sociales que las propias instituciones?
Yo creo que hoy todavía sigue existiendo, por parte de las instituciones, el pensamiento erróneo de que los actos culturales son una especie de fiesta o de botellón y no tienen nada que ver. Yo estoy tocando en directo y estoy viendo a todos separados cumpliendo la normativa a rajatabla. Lo que no entiendo es que luego entras a unos grandes almacenes y no hay nada de distancia. O coges el AVE y tienes en tu plaza de al lado sentado a un señor o a una señora sin ningún tipo de distancia de seguridad. Pero es cierto que el mensaje de ‘la cultura es segura’ ha calado fuerte en los barrios de clase media como La Paz o La Luz que se solidarizan con nosotros porque han visto que el comportamiento de los políticos con nosotros ha sido incorrecto.
La zona oeste de la capital es tierra de talento, de tu barrio salió Dani Rovira y en Parque Mediterráneo El Kanka, que desde que llegó está revolucionando la canción de autor. ¿Qué te parece esa tanda de nuevos artistas malagueños? De hecho, colaboraste en tu disco Barrio La Paz con algunos de ellos…
No puedo estar más contento con esa nueva horneada. Málaga es una ciudad que tiene muchísimo talento musical, pero en ella nos faltan salas de conciertos, especialmente en el centro. Es muy difícil generar una escena porque prácticamente la música en directo de Málaga está reducida a las salas en los polígonos, lo que es un hándicap enorme. De Málaga sale mucho talento.
Los instrumentistas malagueños tienen fama de ser muy talentosos y versátiles. Me encuentro con guitarristas que pueden tocar algo de jazz, algo de flamenco, algo de funk… y eso es una virtud maravillosa. Es que si me pongo a pensar, de mi barrio han salido una cantidad de músicos inimaginable.
De hecho, si nos fijamos en el callejero del barrio de La Paz, todos los nombres son de músicos. Desde Mozart, Beethoven o Bach. ¿Casualidad o destino?
Hubo un tiempo en el que en el barrio coincidía con el que en su día fuera director musical de Vanesa Martín, que ahora está acompañando a Pablo Alborán. Luego, otro de los mejores teclistas de Málaga es de la zona del Parque del Oeste, que está justo al lado. Mi bajista, vive en La Luz… La zona oeste es una pasada. Y, encima, según me comentaron el otro día, la mejor banda musical de Málaga es la de La Paz. Me quedé flipando, yo no lo sabía y me pareció muy curioso.
Hace unas semanas, cuando el éxito de Marbella Vice daba fuerte, el artista SpokSponha, en la piel de Wanillo Kokunero en el juego, hizo una versión de Labios de fresa. ¿Estarías abierto a colaboraciones rompedoras como sería una con él? Te hemos visto en muchos estilos distintos…
Spok es maravilloso y evidentemente estaría dispuesto. ¿Cómo no? Sería espectacular. Además, yo no estoy nada en contra de otros estilos como el hip hop, en absoluto. Hay un talentazo en Málaga de rimadores que es brutal. Además, mi hijo es muy fan de él. Si se entera que colaboro con él, se muere, estoy seguro (risas).
En una entrevista hace unos años decías que el talón de Aquiles de la «Málaga Ciudad de los Museos« es la música. ¿Lo sigues pensando?
Sí, pero estoy viendo últimamente movimientos esperanzadores por parte del Ayuntamiento. Hace tiempo publiqué un artículo en Sur un tanto incendiario. A partir de ahí, de ese artículo, me reuní con el alcalde de Málaga para exponerle directamente la situación de los músicos y, todo sea dicho, sé que de momento, el Ayuntamiento va a tomar muchas medidas para tratar de compensar el daño que la pandemia ha hecho al sector musical.
Ahora mismo, en principio, son todo buenas palabras, pero veo que también se van a reflejar en hechos. Sea cualquier tipo de movimiento, creo que hay que agradecer mucho la predisposición municipal. De hecho, me atrevo a decir que el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, es un buen tipo, lo digo claramente, lo que pasa es que hasta la fecha, la manera de entender la cultura en la ciudad ha sido un poco relamida o antigua. La cultura es todo: la rumba, Spok, la sala de conciertos, el tablao flamenco o el músico callejero.
Pronto estrenas un documental sobre Danza Invisible. ¿Hay fecha estimada de cuando podremos verlo todos?
Me parece que va a salir en octubre. Se presentó en el Festival de Cine de Málaga, pero a modo de montaje previo. Ha sido toda una odisea sacarlo hacia delante porque nos pilló la pandemia, la directora contrajo una enfermedad, el productor tuvo que tomar las riendas de la dirección… La verdad es que ha sido un trabajo increíble y llegaron a tiempo al festival de cine, que era el objetivo marcado. Ya me consta que solo faltan unas últimas revisiones del proyecto.
¿Cómo ha sido recordar aquellos años “locos”? ¿Fueron tan locos?
¡Los locos son los de ahora! (risas) Fue bonito y entrañable. Ver una película en el que los protagonistas somos nosotros, Danza Invisible, es sorprendente. Te ves en la gran pantalla, ves tus primeras grabaciones, cuando eras jovencito e incluso las declaraciones de otros compañeros que ya no recordabas. Ha sido emocionante.
(Alba Rosado para El Español de Málaga).