Javier Ojeda presenta «POLIAMOR» en Conil de la Frontera

El late motiv de todos ellos es el amor, en sus múltiples formas y estados, incluso el desamor aparece en alguno de ellos como reverso necesario

La idea del último trabajo de Javier Ojeda parte de un hecho tan casual como anecdótico, al lamentarse nuestro amigo de no haber podido festejar su sesenta cumpleaños con un concierto especial, como acostumbra a celebrar todos los días señalaitos; un amigo, conocedor de su afición a la numerología, le sugirió contar los días que sumaban tamaña efeméride y el cantante reparó que justamente el pasado 22 de agosto cumplía su 22.000 día de existencia.

Ni corto ni perezoso planeó todo sobre ese curioso dato, hasta que su hijo Javier le consultó: ¿Sabes si coincidirá con el concierto 2.200 de tu carrera?
Y ¡Eureka! La matemática estaba allí, efectivamente así era.

Hay algo esotérico que parece demostrar que esta fecha es muy importante en su trayectoria y por eso, nuestro artista, ha decidido jalonarla con este abigarrado recopilatorio que consta, cómo no, de 22 temas.
El late motiv de todos ellos es el amor, en sus múltiples formas y estados, incluso el desamor aparece en alguno de ellos como reverso necesario para tan gozosa afirmación.
No en vano, el proverbial carácter hedonista de Ojeda le ha hecho interesarse siempre más por el lado humano de las cosas que por aspectos más prosaicos que a veces solo sirven para emponzoñar nuestras vidas.

¿Y acaso no es el amor su máximo exponente?
 
Por tanto «POLIAMOR» dista mucho de ser un grandes éxitos a la usanza para convertirse en un catálogo felizmente caleidoscópico cubriendo un amplio espectro que incluye desde su más reciente trayectoria, «No sé decirte adiós» y «Pájaros libres”, hasta odas al desamor que aquí flotan inopinadamente sobre ritmos cálidos como «Mientras el cuerpo aguante» y «No quiero bailar”, pasando por rescates de sus melodías más personales de su carrera con Danza Invisible o su lado más croonerístico en «Amante a la antigua» o «Son amores».

Como guinda nos ofrece una sensacional interpretación del standard de jazz «The gipsy”, aquí titulada «La maga», además de una contundente toma en directo de «Por ahí se va…» y un edit instrumental de «Apasionado» a modo de colofón.

Aunque en estos tiempos de playlist un recopilatorio de estas características pudiera antojarse innecesario, Ojeda nunca se ha dejado llevar por la lógica del mercado -de hecho cualquier responsable de promoción vería el 22 de agosto como una pésima elección para la publicación de un álbum- y como artista irrespetuoso que es, no le importa dejarse arrebatar por su instinto y en este año en que se despidió definitivamente su banda de toda la vida, Danza Invisible, mostrar y demostrar que su trabajo en solitario durante los últimos años tiene la entidad suficiente para no hacerle rendirse ante el virus de la nostalgia, esa plaga fatal de nuestro tiempo.

Desde luego a ganas, energía e ímpetu, algo que puede corroborar cualquier asistente a sus directos, nadie le gana.

(Publicado en Andalucía Información).