La Danza de los treinta tacos

Danza Invisible celebra su trigésimo aniversario con un concierto en la Sala París 15

De izquierda a derecha, Javier Ojeda, Chris Navas, Antonio Luis Gil y Manolo Rubio, los componentes de Danza Invisible. 

Participarán Kino Veneno, Toni Zenet, Carlos Segarra, Mario Díaz y Manuel España

Si en 1982 le hubieran preguntado a los componentes de Danza Invisible si su recién creada banda cumpliría treinta años de vida, la respuesta hubiera sido un «no» rotundo. Así lo declararon ayer Javier Ojeda, Chris Navas, Manolo Rubio y Antonio Luis Gil, quienes presentaron –entre platos de jamón serrano y vino dulce de la bodega El Pimpi– los detalles del concierto conmemorativo con el que quieren celebrar estas tres décadas en las que han mantenido a una legión de admiradores danzando con sus canciones.

Danza Invisible ha sido la banda más exitosa de cuantas ha parido Málaga, pero siempre han mantenido esa cercanía y esa actitud colaboradora con el universo musical local, lo que les ha reportado el respeto y la admiración del público y de todos sus compañeros de profesión. Incluso más del que ellos mismo podrían percibir: «El concierto con el que celebramos el 25 aniversario de la banda en el Teatro Cervantes fue un gran éxito. Y eso que a penas lo preparamos. Ahora no queremos caer en el mismo error. Nunca nos hemos creído nada, pero hemos pensado que deberíamos sacar más rédito de esta celebración», asegura Ojeda.

Será el escenario de la Sala París 15 el que acoga, el próximo 28 de abril, este concierto, en el que Danza estará acompañado por «cerca de una veintena de invitados». «Hemos recibido un aluvión de peticiones de gente que quería colaborar con nosotros en este concierto. Algo de lo que nos sentimos orgullosos. Creo que hemos creado muy buen rollo y que el concierto va a ser todo un festival», remarca el vocalista.
Entre los invitados más sonados estarán Kino Veneno, Toni Zenet, Carlos Segarra (líder de Los Rebeldes), Mario Díaz, Manuel España (cantante de La Guardia), Roberto Cantero, saxofonista de Chambao, el grupo Hablando en Plata y Ricardo Texidó, miembro fundador de Danza. «Serán más de dos horas y media de concierto con muchos dúos vocales y una proyección que repasará la historia de la banda. Interpretaremos temas de todas las épocas del grupo y algunos que llevamos muchísimos años sin tocar». Y por si esto fuera poco, Danza Invisible ha grabado para la ocasión un disco muy especial que se podrá adquirir en la París 15 el mismo día del concierto.

En este nuevo álbum, que se titula Treinta tacos, el grupo presenta dos nuevas composiciones (Cambios y Estación de Cártama) y nuevas lecturas de cinco de sus composiciones más queridas, que, además, las presta a un elenco de músicos y productores locales para que «realicen su propia versión», confiesa Javier Ojeda.

Los temas escogidos, y que sonarán en nuevas y muy diferentes dimensiones, son El pintor y la modelo, del álbum Maratón (1985); No habrá fiestas para mañana, perteneciente a Música de contrabando (1986); El brillo de una canción (A tu alcance,1988); En celo (Catalina, 1990) y La estanquera del puerto (Clima raro, 1993). Las nuevas revisiones de Danza han servido de base para que Roberto Cantero, Miguel Paredes, El Trío del Saco, Model Monroe, Sergio Niggaswing, Dr. Diamante, Elphomega, Nacho Serrano, Capaz, Big Hozone y el Jefe de la M añadan su particular impronta. «Nosotros le dimos las pistas y ellos han hecho la canción a su manera», matiza Ojeda.

Los secretos de la longevidad. Para Chris Navas, como para el resto de la banda, parte del secreto por el que Danza Invisible se ha mantenido durante estos treinta años es que han sabido digerir el éxito con absoluta normalidad –«nunca nos fuimos a vivir a Madrid»– y su fuerte amistad. «Claro que hemos vivido peleas y enfrentamientos, pero la amistad y el amor por la música es lo que nos ha mantenido unidos». Ojeda asegura que, además, ellos han mantenido ese espíritu trasgresor que se respiraba en los ochenta y que este concierto es también «un homenaje a una manera de entender la música». La de Danza.

Fue en febrero de 1982 cuando Javier Ojeda se incorporó como cantante al proyecto en el que poco antes se habían embarcado Ricardo Texidó, Chris Navas, Manolo Rubio y Antonio Luis Gil. El maxi-single Sueños –con cuatro canciones– fue la carta de presentación de la nueva formación y el inicio de una meteórica carrera con cerca de una veintena de trabajos (alcanzando siete discos oro y dos de platino) repletos de éxitos como El club del alcohol, El joven nostálgico, Sabor de amor, Catalina y Naturaleza muerta, entre otros muchos.

Recuerden estos importantes números. Sábado 28 de abril. Sala París 15. Entrada, 16 euros. Celebración de los 30 años de carrera Danza Invisible. Sin duda, un plan 10.

 

(Artículo de Jesús Zotano para La Opinión de Málaga).