La generación EGB resucita

Una multitud corea viejos y nuevos temas de las dos bandas ochenteras

 

Cuando un artista presenta su nuevo trabajo bajo el título Resurrección, los apriorismos conducen a pensar que lo que uno se va a encontrar no es precisamente novedoso, sino, al contrario, un repertorio de hitos. «Todo el mundo necesita un hobby». «¿Cuál es el tuyo?», «Resucitar», revelaba James Bond al maléfico Silba en Skayfall. Las grandes bandas de música comparten afición con el espía con licencia para matar. Mueren y resucitan como esas especies Lázaro a las que nunca puedes dar por extinguidas. Porque te puedes dar con ejemplos de que hay artistas que siempre llaman dos, tres y hasta cuatro veces cuando piensas que les llegó su hora, como los que anoche dejaron en la Plaza de Toros de Córdoba Hombres G y Danza Invisible.

Hombres G presentó este año disco nuevo con el título Resurrección, ahora convertido en gira, cuando, sin embargo, se trata del primer disco integrado por composiciones nuevas desde el 2011. El estilo es el mismo de siempre, ese que resucita cada vez que Summers y cía se suben al escenario, con letras con las que se reviven los momentos ingeniosos de siempre de una banda que siempre está ahí desde los ochenta («has sido tú, ¿te crees que no te he visto? / Has sido tú, la que me dio el mordisco», cantan en el estribillo de El ataque de las chicas cocodrilo). ¿Para qué tocar lo que funciona? Aunque quedan lejos los pasajes de histerias colectivas que eran habituales en los conciertos de Hombres G, el público del cincuentón David Summers, compañeros de generación y más jóvenes, sigue entregado, y más cuando suenan junto a las nuevas canciones de Resurrección esas que no necesitan que se abran las puertas del sepulcro porque siempre han estado muy vivas. Y las bailamos y las sufrimos como mamones desde el momento en el que arrancaron con Voy a pasármelo bien.

Y como prólogo, Danza Invisible en su gira A tu alcance, un recital que vaya que sí fue un lujo al alcance de todos los que se dieron cita en la Plaza de Toros. A tu alcance fue, recordarán los nostálgicos de aquellos años, el nombre del disco que en su época se tiñó de oro y platino y que aún prevalece como seña de identidad de la banda malagueña, con canciones como Reina del Caribe, Sabor de Amor a la españolizada versión del A este lado de la carretera de Van Morrison. La noche, pues, iba de resurrecciones. Lo que quedó claro, por la forma en que la multitud acompañó a Javier Ojeda –que lanzó mil piropos hacia Córdoba– y a David Summers en los coros de tantas partituras memorizadas, fue que anoche en Córdoba hubo una masiva concentración de lectores de ese éxito editorial que es Yo fui a la EGB.

(Rafael Aranda para Diario Córdoba).