La metamorfosis de Javier Ojeda

El cantante se transforma en Frankenstein en su nuevo videoclip, dirigido por Enrique García

Pocos medios y mucha imaginación salpicaron el rodaje del tema ‘Echa a volar’, contado «como una minipelícula»

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Javier Ojeda, entre cuerdas, cadenas y poleas. :: P. B

Ojeda trata de devolverle la vida a su novia en el videoclip, que se estrena mañana

Javier Ojeda no puede reprimir la carcajada cuando repasa las fotografías de su último videoclip. «¡Y pensar que siempre me he metido con los cantantes que actúan… pues mira!». Ahí está él, vestido de Frankenstein, caracterizado a la perfección y dispuesto a acatar las órdenes de su amigo y, para más inri, director de su último videoclip, Enrique García. «Es que soy muy cortado», se esfuerza en subrayar el cantante. Nadie lo diría viéndolo sobre un escenario. «Pero ya actuar es otra cosa», añade inmediatamente. «Había que quitarle la vergüenza, porque es muy buen cantante, pero insistía en que muy mal actor», replica el responsable de esta metamorfosis de Javier Ojeda en Frankenstein.

La idea dio algunas vueltas hasta cuajar en esta divertida minipelícula que mañana martes se presenta en la Fnac (19.00 horas). Porque si algo tiene claro Enrique García, el hiperactivo director malagueño que ha firmado, entre otros títulos, el cortometraje ‘Tres razones’, es que «un buen videoclip tiene que contar una historia y necesita una base cinematográfica; nada de poner ahí a un grupo cantando y la cámara alrededor, a mí eso me aburre». Así que el tema ‘Echa a volar’, extraído del último disco de Javier Ojeda, ‘Reversos’, tendría el formato «de una peli».

De Bond a Frankenstein

Al principio, eso sí, el personaje en el que pensó Enrique García para llevar a imágenes este tema poco tenía que ver con Frankenstein. «Me veía como a James Bond, rodeado de chicas en bikini…», concede entre risas Ojeda. «Pero los costes se disparaban, así que tuvimos que recurrir a algo más sencillito», acota García, que defiende que el mejor presupuesto «ha de ser el suficiente para pasarlo bien pero sin sufrir». El déficit de ceros, en su caso, queda compensado con superávit de imaginación.

El optimismo de la letra de la canción -«un himno a las capacidades y a que las cosas se pueden hacer», en palabras de Ojeda- entreabría la puerta a un mito del que tiró García para armar la historia: el de Pigmalión «que insufla vida», en este caso reencarnado en un Frankenstein que trataba de recomponer «lo que queda de su novia, a la que ofrece su bien más preciado, su corazón». En la camilla, y dando vida a la amante desmembrada, Virginia Muñoz, actriz de la compañía Caramala que ha tomado parte en muchos proyectos del realizador malagueño, entre ellos su exitoso cortometraje carcelario. «Para mí, sin duda, es una de las mejores, y no te estoy hablando solo de Málaga, ¿eh?», afirma con rotundidad García. «Sí, sí -añade sorprendido Ojeda-, mientras yo tenía que repetir la toma 15 o 16 veces ella lo resolvía en apenas dos».

Un plató con truco

De la cabeza de Enrique García -él lo ha firmado todo, desde el guión a los bocetos, a la planificación- al plano real, solo quedaban por cerrar los flecos del escenario y la fecha de rodaje. Fue el 28 de marzo, «víspera de la huelga general», y en EADE (Escuela Autónoma de Dirección de Empresas), que cedió sus instalaciones para que Frankenstein y su equipo hicieran de las suyas. De las suyas «y en menos de 24 horas», entre otras cosas porque Javier Ojeda tenía un concierto en Granada «y me tenía que ir corriendo», recuerda el cantante.

Al pequeño plató no le faltaba detalle. Una especie de museo de los horrores con cadenas, cuerdas, máquinas imposibles y una enorme camilla que por obra y gracia de las profesionales de ‘El baúl de las niñas’ hacían del escenario el lugar perfecto para el rodaje. Nadie hubiera dicho que los sólidos muros de ladrillo que rodeaban el laboratorio de Frankenstein eran, en realidad, láminas de papel grapadas a la pared, o que la compleja máquina del futuro con la que el protagonista trataba de dar vida a su novia ocultaba, en verdad, un cartón recubierto de dorado y lleno de cachivaches a modo de botones e interruptores. Tampoco la carne que cosía cuidadosamente Ojeda para poner en orden los trozos de su novia escondía nada macabro, apenas un simple trozo de cerdo… Y los miembros esparcidos por la camilla, gentileza de un grupo de alumnas de EADE que lo pasaron en grande articulando el desconcertante puzzle de brazos y piernas al que se enfrenta Frankenstein.

Experiencia «inolvidable»

La imaginación es la mejor compañera de viaje en este tipo de proyectos, que el propio Ojeda califica de «inolvidable». «Sin duda, este videoclip ha sido uno de los mejores de toda mi carrera», valora el cantante, toda una declaración de intenciones si se tiene en cuenta que acumula tres décadas en los escenarios y ha visto de todo.

El hecho de trabajar en un ambiente cómodo y casi entre amigos ayuda mucho. Enrique y él se conocieron personalmente hace apenas dos años, precisamente en el rodaje de otro videoclip, pero la relación entre ellos se ha estrechado tanto que hablan como si fueran viejos colegas. «Yo ya era admirador suyo y conocía su música», recuerda Enrique, que firmó el vídeo musical del tema ‘Contar conmigo’, una colaboración conjunta del vocalista de Danza Invisible con el grupo Motel Caimán, cuyo teclista es, precisamente el compositor de las bandas sonoras del propio García. Aquel rodaje, otra «minipelícula» con sus mafiosos, brujas y sangre, también esconde un buen número de anécdotas, entre ellas la de ver a Ojeda metido en la piel de un peligroso gángster.

«¿Javier?, un tío grande. Siempre está ayudando a la gente», se apresura a decir Enrique, a quien Javier devuelve el cumplido: «Para mí ha sido una cosa preciosa conocerlo a él y a toda su farándula. Desde luego he coincidido con pocas personas que transmitan tanto entusiasmo», puntualiza el cantante, quien espera «ansioso» el próximo reto de su amigo: su estreno en el largometraje, en el que debutará con una versión ampliada de su corto ‘Tres razones’, que tantos buenos momentos le ha regalado. La cabeza de Enrique sigue sin parar. Ahora está cerrando con el productor quiénes serán los protagonistas de la película y el rodaje comenzará en otoño. Pero esa ya es otra historia.

(Reportaje de Ana Pérez-Bryan en Diario Sur)