Lo sabía de hace algún tiempo, pero ya es noticia confirmada: Los Héroes del Silencio volverán a los escenarios en el 2008, si no antes, con motivo de la Exposición Internacional de Zaragoza de ese año. Nos imaginamos que habrán recibido una suculenta oferta económica, puesto que algún componente llevaba 10 años sin hablar con el resto y ahora, al parecer, incluso han quedado para ensayar y tal. Todo esto hace que me dé por meditar sobre la autenticidad del rock.
¿Es ético que los maños, Bunbury a la cabeza, se desdigan de lo mil veces manifestado en múltiples entrevistas (“jamás volveremos a juntarnos, bla, bla, bla..”) y acepten el oro del César o, por el contrario, deberían ser consecuentes y dejar pasar la oportunidad en aras de un coherencia artística? Sinceramente, creo que tienen todo el derecho del mundo a hacer lo que les plazca, y renunciar a las pelas no me los va a hacer más valiosos.¿Sorprendidos?
Miren, lo de que el rock tiene que ser una cosa anti-establishment y eso ya no hay quien se lo crea, de verdad. La época de los hippies ya pasó y los felices años 60 terminaron con las muertes por sobredosis de Jim Morrison, Jimi Hendrix y Janis Joplin, que de alguna manera anunciaban que el sueño terminó. Hoy en día el Vietnam ha sido sustituido por Irak, la guerra fría por el terrorismo de estado y la verdad que no me parece, con la sequía, la deforestación y las pateras, que la cosa vaya mucho mejor. O sea, que lo del rock como motor para cambiar el mundo suena ya como a cachondeo. Otra cosa, eso sí, es ser una persona sin principios ni “ideas” como dirían Los Chunguitos, porque si no te conviertes en un hombre perdido. De hecho hay una famosa cantante de pop, no tan “auténtica”, por cierto, que hizo peligrar un jugoso sponsor por negarse a fotografiarse junto a Ana Botella con el telón de fondo de la declaración de guerra.
En fin, que ni Lennon me parece más importante que McCartney, ni Keith Richards que Mick Jagger. Sólo que los primeros a lo mejor eran más cachondos, pero está claro que han dado lo mejor de sí mismos con la ayuda de los “inauténticos” segundos. ¿O no? ¿Ha tirado por la borda Bunbury su duramente ganada credibilidad alternativa? Dejémonos de sandeces y atendamos a lo que al final interesa: si te gustaron los Héroes estarás de enhorabuena, y si no, pues a otra cosa, «butterfly».
Artículo publicado en adn Málaga el 16-11-06