La campaña #Malagueñosconcorazón, que inició hace un año el Cottolengo de Málaga para dar a conocer la labor que desempeñan desde hace más de 50 años, está de aniversario.
Más información en www.casadelsagradocorazon.es
El primero en prestar su imagen fue el actor Antonio Banderas, al que siguieron numerosos rostros famosos y anónimos, ya que la campaña invitaba a todos lo malagueños y a todos aquellos que le tengan cariño a esta Casa a unirse a esta iniciativa. Para ello, solo tenían que hacerse una fotografía con un corazón de cartulina o papel rojo y colgarla en las redes sociales junto al hashtag #MalagueñosConCorazón.
Desde entonces, han sido numerosas las personas que se han sumado a esta iniciativa, entre ellos, muchos rostros conocidos, como Joaquín Nuñez, Marisa Paredes, Paz Vega, Javier Ojeda, Eduardo Noriega, Guillermo del Toro, José Sacristán, los Compadres, Santiago Segura, Jesús Vidal y un largo etc. Incluso El Diario Sur, que les dedicó su portada, publicó un corazón con el que hacerse la fotografía y toda su plantilla no dudó en fotografiarse con el corazón y subirlo a las redes sociales.
«Pero detrás de aquellos corazones que pretenden dar visibilidad a esta Casa se encuentra la callada labor de muchos de nuestros voluntarios, que dedican su tiempo desinteresadamente a estar al lado de los que más lo necesitan. Cada uno da lo mejor de sí para cocinar, planchar, acompañar al médico al que lo necesita o echar una mano en lo que haga falta. Sin ellos, el día a día de este hogar no sería posible.Esta campaña también ha animado algo muy importante: la colaboración económica de muchas personas que nos ayudan a sostener la Casa. Aún así, sigue haciendo falta y seguimos confiando en que más personas e instituciones, empresas, etc, se sumen a estas colaboraciones tan necesarias», explica, el director de la Casa del Sagrado Corazón, Patricio Fuentes.
En la actualidad, residen 46 personas en esta Casa; y como cuenta Susana Lozano, la subdirectora, «muchos de ellos son mayores, pero también tenemos niños. Como Mohamed, de 7 años, que llegó hace unos meses junto a su madre porque está pendiente de un doble transplante de riñón y de hígado y necesitaban unas garantías de cuidado. Además, su madre está aprendiendo español para poder llevar a cabo los cuidados necesarios y entender las instrucciones de los médicos. Por ello, tanto los voluntarios como los educadores sociales le están reforzando sobre todo el lenguaje médico, cómo contar gotas, contar horas en analógico, y que así le pueda dar las medicinas a su hijo, o explicar cómo se encuentra».
Y es que esta Casa tiene un sentido, como afirma Fuentes «que es el de cuidar a las personas que lo necesitan cuando lo necesitan. Porque son muchas las personas que pasan por momentos muy complicados a lo largo de sus vidas y no encuentran ayuda ni en los servicios públicos ni en las ONG… Este es el caso de Alfonso, Marc y Carmelo, que llegaron en total desamparo, y hoy disfrutan de una plaza en una residencia por exclusión social y una pensión no contributiva a la que tenían derecho. Pero, mientras lo han necesitado, han vivido en esta Casa que lleva más de cincuenta años manteniéndose gracias a la providencia y a la generosidad de los malagueños. Y que, desde estas navidades cuenta con las hermanas de la Congregación de Franciscanas Clarisas, procedentes de Kerala (India), una muy importante presencia de religiosas que se suman al gran equipo de voluntarios y trabajadores de la Casa».
(Publicado en Diócesis de Málaga).