Marisol pone el corazón contento

Una veintena de artistas malagueños recordaron las canciones de la intérprete, que mostró su agradecimiento a través de una carta

El homenaje a Pepa Flores se convierte en una fiesta con lleno en el Teatro Cervantes

El dúo de Gordo Master y Little Pepe o Paula Gaviño y el humor de Caramala, entre lo más original

 

Todos fueron anoche Marisol. Dentro y fuera del escenario. Y no solo por las caretas que se repartían a la entrada. Cualquier canción que sonara hacía sentirse un trozo de aquella niña rubia malagueña de ojos azules que encandiló a toda España en los sesenta y que con el paso de los años se convertiría en una cantante y actriz mítica de la escena nacional e incluso internacional. Razones de sobra para que Javier Ojeda decidiera un buen día liarse la manta a la cabeza y organizarle un homenaje. Pero con artistas de la tierra. Porque tratándose de una «figura de estas dimensiones», podría haber contado con nombres de «relumbrón» nacional, pero el vocalista de Danza Invisible quiso barrer para casa. Rendirle tributo a Pepa Flores a través de un buen ramillete de voces locales «del más variado pelaje» y que sirviera de «panorámica» de la música que se hace en Málaga.

Dicho y hecho. Anoche fue testigo el millar de personas que se dio cita en el Teatro Cervantes durante más de tres horas de fiesta en la que hubo tiempo para recordar, para reír y para sorprenderse con versiones bastante variopintas. El público lo agradeció. Participó, cantó, bailó y disfrutó, a pesar de que tenía la esperanza de que en el último momento cambiara el guion y apareciera por algún rincón la homenajeada. Sí se pudo ver a sus hijas María Esteve y Celia Flores, que también colaboró en el homenaje.

Pero con su madre no hubo suerte. Fiel a su voluntarioso retiro, Pepa Flores no acudió a la cita. Aunque sí estuvo presente. Por carta. Ojeda fue el transmisor de sus «eternas y silenciosas gracias» y su «profundo sentimiento de gratitud a todos los que han hecho posible recordar» su «largo camino a través de la música». Así lo reconocía quien se consideró «compañera y amiga» de todos esos artistas que fueron subiéndose ayer al escenario en un «collage» de ritmos que abría el propio Javier Ojeda con ‘Cabriola’. «Marisol no se esconde, se la puede ver paseando por la calle. Pero en esta época de la cultura del éxito parece que es incomprensible que alguien se niegue a vender su intimidad. ¿Quién quiere no ser famosa? Alguien con las agallas de Pepa Flores». Con estas palabras abría el músico malagueño una noche que dejó el corazón contento a todos.

Empezando por el propio Ojeda -que se encargó de repetirlo varias veces en sus chispeantes e improvisados comentarios- y terminando por Celia, la hija de la homenajeada, que cantó «muy emocionada» ‘Háblame del mar marinero’. Casi no le salían las palabras: «Esto está hecho sobre todo por amor a la música, además del reconocimiento a una trayectoria larguísima e intensa». Quedó reflejada en un amplio repertorio que dejó grandes momentos como la actuación de Aurora Guirado, puro sentimiento en temas como el «visceral» ‘Ven, ven’, con el que recordaba tanto a su hermano Manuel como a Pepa Flores, su otra «hermana», como ella la llama por ser «tan legal». No menos lo fue Toni Zenet. Cien por cien natural sobre las tablas con sus personalísimos ‘Me conformo’ y ‘Samba de mi esperanza’, casi ‘a capella’, sin más acompañamiento que la guitarra. Como Genara Cortés, que puso la raza flamenca con ‘La soledad de mi guitarra’.

El swing, por supuesto, no podía venir de otra voz que la de Laura Insausti y su banda, Dry Martina, que ofreció una versión exquisita de ‘Muchachita’. Y repetiría casi al final de la noche, esta vez junto a Javier Ojeda, con el célebre ‘Estando contigo’. Jugoso combinado. Aunque para jugoso, el esperado dúo Gordo Master + Little Pepe. Gran versión la que hicieron el rapero y el músico de reggae malagueños de ‘Tu nombre me sabe a hierba’. Tampoco le fue a la zaga la que brindó La Cena de ‘El cochecito’, muy setenteros, al estilo de Los Brincos, los primeros que tocaron aquella canción que luego haría famosa Marisol. Y es que la noche dio para mucho. Abrió a más de uno los oídos, a pesar de que alguno se quejara del volumen de la música. Paula Gaviño (Model Monroe) avisó, por si acaso, de su roquero ‘Corre, corre, caballito’ y su séquito, And The, una suerte de performance en la que cabía desde el caballo de madera hasta el restaurado ‘ecce homo’ e incluso un elefante. Momento espectáculo que también tuvo su continuidad en las particulares Primis de Málaga -con peineta y delantal de volantes incluidos- y las chicas de Caramala, que hicieron disfrutar de lo lindo al público con su divertido recorrido por la trayectoria de la homenajeada. Las tres eran Marisol: una como icono infantil, otra pop y otra ‘progre’.

Porque no hay duda de que la versatilidad es una de las claves de Pepa Flores. Y alguno intentó emularla cantando en un vídeo ‘Tengo el corazón contento’ a modo de puzle en un prisma de voces, a cual más singular. Desde el cantante de moda Pablo Alborán hasta el divertido malaguista Joaquín, el actor Juanma Lara, la portavoz socialista María Gámez, la cantante Pasión Vega, el arquitecto Salvador Moreno Peralta, el humorista Dani Rovira, el cineasta Rafatal y tantos otros, entre los que también se contaban periodistas de Canal Sur, Diario SUR o La Opinión de Málaga. Aunque quizás una de las colaboraciones más aclamadas fue la del alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre. «Espero que después de esto no me odie», bromeaba Javier Ojeda después del vídeo realizado por Enrique García y en la que se repasaban también las imágenes más destacadas de Pepa Flores.

Esas que también a través de las portadas de sus discos y sus películas se fueron proyectando durante lo que fue una gran fiesta en la que tampoco podían faltar otras figuras de la escena local como la prodigiosa voz de Irene Lombard, la fuerza de María Lozano (a la que le hacía especial ilusión participar en el homenaje), la frescura de Ana Mena, el aire flamenco de Nuria Martín, el toque pop de Gema Cuéllar o las tablas del veterano Juan Antonio Muriel (autor de la famosa ‘Princesa’). Todos fueron Marisol. Dentro y fuera del escenario. Las caretas tenían su función. La foto final no podía ser otra que todo el teatro con un mismo rostro: el de aquella niña de rostro angelical que sigue poniendo a todos el corazón contento… y haciendo bailar al ritmo de la pegadiza canción, que puso fin anoche a un encuentro histórico. Como recuerdo, a Pepa Flores le quedará la foto.

 

(Artículo de Marina Martínez publicado en Diario Sur)