Después de cerrar el año pasado con 80 conciertos, Javier Ojeda trabaja ya en la siguiente entrega de ‘Barrio de la Paz’ para lanzarlo la próxima Navidad
A la hora de la siesta, Javier Ojeda se pone a hacer cuentas: «A ver, los de Barrio de la Paz, los que he hecho con Danza Invisible, los acústicos…» Y al final resulta que el músico malagueño cerró el año pasado con unos 80 conciertos, lo que le convierte en uno de los artistas más activos de su generación: «Este año hemos dado unos diez conciertos de presentación del disco Barrio de la Paz, además de otras diez representaciones del espectáculo que hicimos con la compañía Caramala, basado en el disco y estrenado en el Teatro Echegaray. También he seguido dando conciertos con Danza Invisible, unos veinte. Y ha habido también conciertos acústicos y solidarios, además de lo de Las canciones del vino y una gira en plan revival de los 80 para la que me llaman de vez en cuando. No son lo que más me gusta los conciertos de revival, yo prefiero arriesgar más, pero esta gira tiene unos músicos muy buenos, hay gente de La Guardia, de La Frontera, de 091… Y, bueno, no deja de ser trabajo. De modo que sí, el balance sale en unos 80 conciertos en 2014. Habré cobrado en unos 70. No está mal». Nada mal, de hecho. A nivel profesional, difícilmente se pueden encontrar grupos y solistas de rock que igualen esta marca. Se da la circunstancia, además, de que para la gira de Barrio de la Paz Javier Ojeda movilizó a un notable número de músicos apiñados bajo el lema Los Hispano Cubans, lo que no facilita las cosas en cuanto a movilidad. Pero semejante cosecha sólo tiene por parte de Ojeda una respuesta: más trabajo. Así, el malagueño está trabajando ya en la composición de los temas que integrarán la nueva entrega de Barrio de la Paz, cuyo mentor quiere ver en las tiendas la próxima Navidad.
Finalizada la gira («Qué más me habría gustado a mí que seguir, pero así son las cosas»), Ojeda dedica por tanto buena parte de su tiempo a alumbrar nuevas canciones: «Al principio llegué a preocuparme, porque era incapaz de terminar nada, las canciones no llegaban. Pero, de repente, empezaron a salir. Estoy muy contento». De mantener esta racha creativa, Ojeda, que había previsto lanzar tres entregas de su proyecto Barrio de la Paz, podría presentar las dos últimas de una tacada: «A veces pienso en hacer como Frank Zappa en Joe’s Garage y lanzar de un tirón Barrio de la Paz volumen II & III. Pero ya se irá viendo todo en su momento». Ojeda tiene previsto mantener el espíritu de los Hispano Cubans y su mirada a los ritmos caribeños como pilar de su aventura, pero no descarta incluir otros ingredientes: «Ahora trabajo en dos frentes distintos, el musical y el temático. Y los dos están muy abiertos. Lo que me más preocupa esta vez son las letras. Quiero conseguir buenas letras, amarrarlas lo mejor que pueda, estoy dedicando un esfuerzo especial a eso, aunque nunca lo haya descuidado». Lo cierto es que, a nivel creativo, Javier Ojeda muestra a sus 50 años un frenesí similar al que sostuvo el genio de Baltimore hasta poco antes de su muerte.
Pero el mantenimiento en estos términos de una carrera musical no está exento de obstáculos. El anclaje del IVA cultural en el 21% dificultó sobremanera la posibilidad de ganar más fechas para el espectáculo con Caramala, a pesar del éxito cosechado en espacios como la Sala Clamores de Madrid: «El IVA nos afecta sobre todo a la hora de tocar en salas y teatros. Me habría gustado hacer muchos más bolos con Caramala, pero la situación es una barbaridad. Al final, entre el IVA, la promoción y demás gastos, al artista le puede quedar un 40% de la recaudación. Y, en esas circunstancias, la única manera de que tocar en teatros sea rentable es elevando el precio de las entradas. Pero yo soy muy reticente a eso. Tengo reparos. La gente está muy tiesa, y en estos tiempos me cuesta pedir más de veinte euros por una entrada».
Y continúa el músico: «El año pasado me fue muy bien por dos cuestiones. La primera es que soy capaz de adaptarme a todos los formatos, sin problemas. Y la segunda es que cobro barato. Y cobro barato porque no quiero perder conciertos. Para mí, tocar es fundamental. Si dejas de dar conciertos, estás muerto. Pero, si sigues tocando, mantienes la ilusión de la banda por trabajar, aunque cobres menos. Es mejor dar cinco conciertos que uno». Frank Zappa, claro, habría dicho amén.
(Artículo de Pablo Bujalance para Málaga Hoy).