He querido dejar pasar unos días para hablar del concierto de Javier Ojedaal que asistí el pasado lunes 27 de Diciembre, primera de las dos noches de recitales del cantante malagueño en el remodelado y coqueto Teatro Echegaray de Málaga. Y he dejado pasar unos días para madurar mis comentarios, de la inmediatez ya se encargan los medios oficiales. Aquí uno vierte una opinión muy personal y qué quieren que les diga, dentro de mi humildad, me gusta hacer las cosas medianamente bien, como se merece un señor, un caballero como Javier Ojeda. Los que sean seguidores de este blog habrán notado que, en el último año, tanto Javier Ojeda como Danza Invisible han sido protagonistas de varios posts (bendito compromiso). Y no me corto en decir que he comprado el “Tía Lucía”, he pagado por varios conciertos, he comprado su libro y he asistido a una de las dos noches en elEchegaray. Es lo que tiene tener 37 años y haber crecido en una generación en la cual comprar un disco era toda una liturgia. Parece que cobro por ello, pero no, les habla un tipo currante y con muchas dificultades económicas, pero amante de la cultura por encima de todas las cosas y que cuando puede se da estos caprichos. Así que ahí va mi crónica particular sobre el primero de los conciertos del Señor Ojeda.
Lo primero que he de decir es que la palabra sorpresa me acompañó durante todo el recital, pero sorpresa grata porque no me esperaba un espectáculo así. Sinceramente, no tenía mucha idea de lo que iba a encontrarme esa noche, pero de cualquier manera superó todas mis expectativas. Con un Teatro Echegaray repleto aparecía el ‘crooner’ Javier Ojeda acompañado de una terna de músicos excepcionales que me hicieron vibrar desde la primera canción. Temas de Café Tacuba, Roberto Carlos, Spinetta, Bob Dylan(acojonante ese “Todo está roto”), temas propios de “Polo Sur” y reconstrucciones de temas míticos de Danza Invisible como “Agua sin sueño”, “Sin Aliento” (excepcional acústico), “El Ángel Caído” o “Sabor de amor” muchos de ellos transformados y adaptados magistralmente con ritmos de Soul, blues o Jazz. Me sigue quedando en la retina y en los oídos el “Sabor de amor” completamente transformado. He de confesar que nunca me ha gustado el tema y oírlo de esa manera cambia completamente mi idea de esa canción. Entre tema y tema, el siempre locuaz Ojeda nos iba desgranando los entresijos de todo ese tinglado montado, cómo surgió y cómo se convirtió en realidad.
Mención especial para unos músicos impecables como Roberto Cantero(muchos quilates los que atesora este hombre), Miguel Paredes (aún me sorprende el “electrodoméstico” utilizado en “Sin Aliento”), Carlos Germade(excepcional guitarrista de “Hermanas Sister”, Paula Gaviño a los coros yPaco Vilchez en la batería. De verdad señores, sonaron ustedes impecables pese a todo lo que había leído acerca de la acústica del Echegaray.
Un espectáculo distinto, formidable que terminó con el tema de Danza Invisible “Espuelas” acompañados en el escenario por el inclasificable grupo performance surrealista (no sé cómo definirlos) And The poniendo el Teatro patas arriba. He colgado un vídeo que he encontrado en youtube del “Sin Aliento” acústico de esa noche. Disculpen si no suena todo lo bien que debiera pero es lo que hay.
Me ha encantado saber que se va a editar un CD-DVD de estas actuaciones que, por supuesto, compraré en cuanto salga a la venta. No todos los días tiene uno en casa el disco de un concierto al que has asistido.
Para terminar, felicitar a Javier Ojeda por su excepcional año tanto con Danza Invisible como a nivel personal y todos los que han formado parte del Proyecto Re-Versos que, con toda sinceridad, me ha sorprendido por ser una apuesta arriesgada en todos los sentidos pero con un final más que feliz. Además con su frenética actividad ha propiciado que yo escriba sobre Él y sobre Danza alimentando de paso mi pequeño reducto de evasión.
Felicitaciones y gracias nuevamente a mi hermana Ana por invitarnos al concierto.
(Artículo de Lord Buworld)