Danza Invisible ocupa un lugar de cierto nivel dentro de la escena pop española de aquellos años locos, y no se puede discutir que su vocalista Javier Ojeda sea uno de los personajes más inquietos, emprendedores, activos y carismáticos de aquella hornada musical ochentera también muy empapada de «tecno-pop», a veces soso, pero otras veces muy comercial.
(Publicado en RTVE.es).