El mes de junio empezó ya turbulento, no voy a entrar en detalles pero a punto estuve de liarme a guantazos, o a recibir mejor dicho, con un tipo del equipo de sonido contratado para la fiesta de clausura del Fulanita Fest. Seguro que yo tenía razón, pero todavía estoy arrepentido de ponerme como me puse, hacía muchos años que no me ocurría. Me encantaría ser como mi socia Ruth, que suelta dos frescas bien dichas sin perder la calma y se hace respetar, yo en cambio trago y trago, soy de carácter mucho más frágil, hasta que en alguna rara ocasión estallo como un potro desbocado y luego me tiro días y dias avergonzado.
Algo tiene que ver el stress acumulado del festival, que cada año se hace más grande y requiere de más esfuerzo. Afortunadamente los días 4 y 5 tuvimos concierto y lo pasé en grande en ambos, lo mismo que en el aniversario del Hotel La Barracuda y en Almería interpretando “Mediterráneo”, un reto que me tenía preocupado y del que salimos airosos. Al día siguiente lo del “Love The 90’s” en Rivas fue pan comido, además yo aguanto súper bien el calor.
En todas estas actuaciones la gente me mencionaba el maravilloso reel- se ha hecho viral- que mi hijo Javier me dedicó por mi cumpleaños. Y precisamente a la vuelta de este último concierto lo pasamos absolutamente de fábula en la fiesta “Idilio del verano” que él organiza junto al resto del Colectivo Ojeda y que se saldó con un éxito apabullante de afluencia y calidad musical, ¡hay un hueco para escuchar música latina de calidad -no solo reggaeton y bachata- en la Costa del Sol!
Alli estuvimos toda la familia incluyendo a mi madre, que como muchos sabéis enfermó gravísimamente la noche siguiente. Nos dijeron que prácticamente seguro que no salía de ésta, pero milagrosamente ahí sigue adelante. La semana del hospital ha sido muy dura y también los primeros días del alta, era muy triste verla tan mermada de facultades y tan dependiente. A día de hoy estamos que no damos crédito, ha tenido una mejora increíble los dos últimos días y no sé cómo explicaros lo feliz que me siento, lo he pasado realmente mal. En las actuaciones posteriores he sido un poco como el protagonista de “The Tracks Of my tears”, esa extraordinaria canción de Smokey Robinson que habla de un tipo que en apariencia es el alma de la fiesta, pero al que si se le observa de cerca se le pueden distinguir los surcos de sus lágrimas.
Eso me pasó precisamente en el concierto que hice junto a la pianista Paula Coronas para la gala de los premios del Ateneo de Málaga mientras mi madre aún andaba en el hospital, estaba que no paraba de hacer bromas hasta que en la despedida final, al dedicarle la actuación me derrumbé por completo. Más tarde la periodista Isa Bellido, la hija del premiado Manuel Bellido, me comentaba que le había impactado, en apenas unos segundos me había convertido de nuevo en un niño. Qué bueno tener una familia tan unida y amigos de tanta categoría.