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Confieso que, por una inexplicable resistencia a la ciencia ficción, no he visto ‘Juego de tronos’. Tampoco ‘La guerra de las galaxias’, así que me está costando seguir la actualidad de la campaña electoral andaluza, repleta de referencias que no comprendo. Conozco, en cambio, la discografía de Danza Invisible, algo que me ayudó a distinguir ‘Sabor de amor’ cuando Juanma Moreno hacía algo parecido a cantar en Torremolinos con Marga del Cid como segunda voz, antes de que Elías Bendodo, previendo la escabechina que estaba por venir en redes sociales, abandonara el escenario. Resulta paradójico, por no escribir cínico, que el PP versione precisamente una canción del grupo que lidera Javier Ojeda, al que vetaron durante años en su propio municipio, hasta el punto de que el cantante denunció «el grado de miseria moral» del Gobierno presidido por Pedro Fernández Montes, a quien Moreno, Bendodo y Del Cid dejaron hacer y deshacer a sus anchas mientras obtenía mayorías absolutas. Ahora han dado la espalda al exalcalde porque incomoda con su petición de primarias para intentar recuperar el poder arrebatado y adictivo, pero tanto han jaleado a la fiera que ya se ha vuelto indomable. Tal vez, en lugar de ‘Sabor de amor’, deberían haber elegido ‘La gran broma final’, de Nacho Vegas.  (…)

(Fragmento del artículo de Alberto Gómez para Diario Sur).