Fue hace un par de años y medio. Resulta que esa primavera estaba siendo más floja de lo habitual y David Camacho, el jefe de la oficina Diagonal Producciones, me llamó diciéndome: «Javier, ¿te apetece intervenir en un evento en Huétor-Tájar? Es con una orquesta, pero de mucha reputación, todos los años traen a alguien conocido.» Así que le dije que sí y ese fresco día de primavera me lancé hacía la localidad granadina acompañado de mi fiel escudero al volante, el intrépido Charli-E. Nada más llegar a la prueba de sonido con la Orquesta Tentación me entero de la noticia por medio de mi amiga Enca Zafra, que suele trabajar mucho con la oficina de Diagonal; resulta que en el show interviene también Kiko Rivera. Yo no daba crédito y me dio por tomármelo a chufla, pero qué fuerte, qué cosa tan anti-cool, jajajajaja, yo me meo. Y aún más cuando al final de la prueba veo a dos fornidos muchachos que hacen de guardaespaldas del hijo de la Pantoja que sí, se presenta a la prueba de sonido. A mí me da la risa y le suelto: «Hola Kiko, que sepas que yo esta noche voy a ser tu telonero». El hombre se lo tomó bien, me lanzó una sonrisa cómplice y dijo «Yo te he seguido mucho», con ese acento suyo tan de estar por casa.
Más tarde coincidimos en el hotel y charlamos brevemente en la cena, aunque estábamos en mesas separadas. Todo con un tono bastante cordial que continuó más tarde en camerinos, experiencia que recuerdo muerto de risa: resulta que le ofrecí tomarse una copa pero el hombre dijo que no, que se le iba la pinza con el alcohol y no recordaba las letras. «¿Pero cuántas canciones tienes?», «Yo solo cuatro», «¿Y no te acuerdas de las letras?», le digo yo, y él que se ríe y mientras Charli-E y yo nos partimos el culo. Resulta que prefiere fumar porros porque según él le vienen mucho mejor para «cantar» (la música la lleva en play-back, por supuesto) y allí en camerinos nos ponemos a charlar con uno de sus guardaespaldas, un tipo bastante afable que nos cuenta que Kiko es una persona estupenda, nada que ver con otros estrellones a los que ha tenido que proteger. Que es sencillo, que los trata como a colegas -cosa que pudimos comprobar- y que solo es un tipo que vive del cuento sin molestar a nadie (yo esa noche sí que molesté al pobre de Charli-E porque se me ocurrió pegar unas caladas a uno de los porros del hijo del torero y volví a percatarme de que definitivamente el cannabis me sienta como el culo, se me olvidó no sé qué cosa en camerinos, tuvimos que regresar, etc.).
A mí que me dejen de rollos, dentro del todo el horror patrio de la industria catódica de programas y revistas de cotilleo el antaño llamado Paquirrín es de lo más salvable. Pongámonos en su situación: tu padre te deja huérfano por culpa de un toro al que no le estaba pareciendo nada bien que le clavase unas cuantas banderillas, tu madre es Isabel Pantoja y cuenta como amigas a gente como Encarna Sánchez o María del Monte; tu nuevo papá es Julián Muñoz, se hace alcalde de Marbella pero al poco tiempo entra en el talego con tu madre, para colmo todo el mundo comenta tu parecido físico con el «Ecce Homo» de Borja, ¿no es para enloquecer? Pues en mi opinión demasiado bien está el chaval.
A mí este hombre me inspira un poco de ternura. ¿Que sus discos te parecen una aberración? Pues no los escuches. ¿Que como DJ es lo peor? Pues no vayas a una de sus sesiones. ¿Que no soportas verlo en la tele? Pues demonios, NO PONGAS ESOS PROGRAMAS DE LA TELE. Ahí está el fondo de la cuestión, si estos personajes existen es porque hay un público potencial que gusta de sus andanzas. Jajajajaja, estoy viendo una foto que me hice con él que vale un potosí, pero no pienso enseñárosla.