Es un tema que siempre me preocupa, el de la falta de inspiración, algo que normalmente me sucede cuando me tiro una semana liado con un tema que luego abandono por no haber sabido terminarlo. Entonces me pregunto si seré capaz a estas alturas de hacer canciones tan buenas como en el pasado, si todavía tengo algo que decir como creador, puesto que afortunadamente de como intérprete no suelo dudar.
A mí me cuesta horrores sacar adelante una canción y esto proviene de mi peculiar forma de componer, ya que cuando empecé, al principio solo cantaba canciones ya hechas, luego poco a poco iba metiendo mis ideas vocales, más tarde sugiriendo ideas instrumentales, etc, quiero decir: siempre me he basado en una partitura y texto ajenos para hacer un tema. Soy digamos más un ensamblador que un cantautor al uso. Sobre esa partitura ajena a veces coloco un texto también ajeno y posteriormente voy alterando música y texto hasta conseguir un resultado indiscutiblemente mío. En otras ocasiones utilizo un par de frases propias y acabo redondeando la letra con pasajes de algún otro texto que me hayan pasado. Todo muy lioso, sí, pero así es como yo lo hago.
Por tanto, imaginaos la barbaridad de ideas inacabadas que tengo por ahí. Y cuando me dan las pequeñas crisis creativas recurro a estos bocetos como fuente de inspiración y suelo encontrar cosas. Estas últimas semanas he estado flipando con el inmenso material acumulado en las maquetas de «Polo Sur», mi primer álbum en solitario, qué tacada creativa más increíble me surgió en aquella época de fertilidad en la que andaba emocionado tocando con unos y otros. Esto es lo que he de volver a buscar, sin duda. Pero tampoco es que haya de preocuparme, lo cierto es que tampoco tengo necesidad alguna de sacar nuevo disco en absoluto, dios, ¡qué barbaridad de material tengo! Este año habré interpretado tranquilamente casi 40 canciones distintas en los conciertos, y sin recurrir a algunos de mis grandes éxitos con Danza.
Además casi no hay artista longevo alguno cuyo material sea absolutamente perfecto, hasta los más grandes han tenido periodos bajos de creatividad, discos menores, alguna irregularidad… Bob Dylan y Neil Young flaquearon mucho en los 80, al igual que Bowie a partir de «Let’s dance». Los discos de Van Morrison de ahora no son ni de lejos como los de antaño. Elvis Costello lucha por no perder las chispa juntándose con unos y otros, un poco a mi manera. Pero todos ellos han sabido remontar y hasta en el más flojo de sus discos han entregado piezas de mérito.
Pero vamos a ver, ¿por qué esta diatriba? He sacado adelante unas 7 canciones propias este año, no debería volver a sacar un álbum completo de nuevo material hasta por lo menos 2025, tengo tiempo de buscar un concepto. Voy a publicar en breve el tema que hice para el 150 aniversario de Cruz Roja Málaga, tengo trabajo, amigos, me va estupendamente.
Uf, me temo que ya sé lo que me sucede. El fallecimiento de Paco Rubio, el que fuera técnico y conductor de Danza Invisible desde 1993 a 2014 aproximadamente me ha dejado tocaíllo. Era un hombre entrañable, muy desastre pero cariñoso a su manera, y sobre todo una buena persona, ¡cuántas juergas me habré pegado con él! Y me imagino el dolor que ha de sentir su hermano Manolo y me estremezco, qué mierda tío. En estos momentos me da por pensar que es el fin de una era, no puedo evitarlo. Melancolía otoñal.