Ojeda estrena hoy el disco, y la elección de la fecha no es casual: hoy, 22 de agosto, cumple 22.000 días
Foto: El cantante malagueño, en una imagen promocional reciente; a la derecha, portada de su disco. / Eva Nilsen
Los que han visto a Javier Ojeda alguna vez sobre un escenario no olvidarán esa presencia hiperquinética y siempre expresiva. El cantante tampoco para cuando se baja de las tablas, especialmente en los últimos años: cuando la veteranía supone para muchos artistas una bajada en la intensidad de la actividad profesional, el de Torremolinos lleva temporadas pisando el acelerador. Acaba de finiquitar la trayectoria de cuatro décadas de Danza Invisible con una concurrida gira de conciertos por toda España, publicó en febrero un epé muy especial, Viento de poniente, en el que canta por primera vez con sus hijos (Jassy y Javier), y ahora lanza Poliamor, una compilación de temas conocidos, rarezas y sorpresas con un hilo común, el amor.
Ojeda estrena hoy el disco, y la elección de la fecha no es casual: hoy, 22 de agosto, cumple 22.000 días. A él le habría gustado celebrar su 60 cumpleaños con un concierto para familiares y amigos pero este año no ha podido ser; de ahí la idea de lanzar Poliamor. El vocalista cumple hoy 22.000 dias en el planeta Tierra y ya lleva 2.200 conciertos en su carrera, sumados los recitales de Danza con los suyos en solitario. Sólo le quedaba rematar la coincidencia aritmética publicando un recopilatorio de, cómo no, 22 canciones.
Dicen desde su agencia que Poliamor es «un catálogo felizmente caleidoscópico cubriendo un amplio espectro» de la obra de Javier Ojeda, que incluye desde su más reciente trayectoria (No sé decirte adiós, Pájaros libres), pasando por rescates de sus melodías más personales de su carrera con Danza Invisible o su lado más croonerístico (Amante a la antigua, Son amores); incluyo su interpretación del estándar jazzístico The gypsy (retitulada La maga), una toma en directo de Por ahí se va… y un edit instrumental de Apasionado, entre otras guindas. Parada y fonda hasta que a Javier Ojeda, siempre a la suya, siempre inquieto, se le ocurra una siguiente aventura con la que seguir grabando y cantando.
(Víctor A. Gómez para La Opinión de Málaga).