Creo que uno de los discos más paliza que he escuchado en mi vida es «Trilogy» de ese grupo de infausto recuerdo que fueron Emerson, Lake & Palmer. Puede que por eso desde entonces he estado siempre precavido cuando algún artista se descolgaba con un proyecto dividido en tres, ¿hace falta realmente ese sentido de obra magna, ese afán por trascender? Ahora permítanme que por una vez centre en mi obra nuestro artículo mensual para el Boletin de La Paz porque siento que debo hacerlo.
Mirad, cuando inventé el concepto de «Barrio de La Paz» no tenía mucho más en mente que juntar una buena colección de canciones, mitad de creación propia y mitad de versiones escogidas. Estábamos en lo más insoportable de la crisis y el nexo común de todas ellas iba a ser la ternura, la alegría en la pobreza y celebrar que al fin y al cabo existimos. Aquello de «una mambópera en tres actos» era una especie de broma y una vaga referencia a Bertolt Brecht, a los discos conceptuales de los Kinks, al vibrante estilo cubano-americano de los 50 y al juego de palabras «man-bop-era» (era del hombre bop). Cualquiera que haya escuchado «Barrio de La Paz Acto 1» sabrá que el nexo conductor del álbum eran simplemente viñetas populares de la vida en un barrio cualquiera, incidiendo en géneros populares. Los diálogos añadidos provenían directamente del libreto teatral que crearon las chicas de Caramala y el dramaturgo Sergio Rubio.
Para esta continuación que estamos preparando si había una leve línea argumental, basada en el hedonismo inicial de un tiempo de juventud disfrutado en un lugar formidable (llámenle Torremolinos o cualquier lugar de la Costa del Sol a comienzos de los 80) y unos pasajes finales de clara denuncia ecológica y crítica social por el saqueo y destrozo que han causado políticos, banqueros y especuladores varios. Nada que no se haya hecho antes. Por ejemplo, «Preservation» de los Kinks o «Greendale» de Neil Young tienen una temática parecida, hasta el «Chavez Ravine» de Ry Cooder trata temas semejantes. De cualquier manera mi propósito era evitar la grandilocuencia y simplemente hacer una colección de canciones disfrutables y que hiciesen reflexionar. Nada más.
Pero ahora que mi padre ha fallecido mi idea ha cambiado en parte. Siento que he de ser más ambicioso y dedicarle una gran epopeya, la de los pioneros que levantaron la Costa del Sol con su esfuerzo y vieron que la codicia de los corruptos arruinaba, al menos en parte, todo por lo que habían luchado. Mi padre siguió trabajando una vez jubilado y peleó por levantar el que una vez fuese muy próspero negocio hasta que prácticamente no le quedaron fuerzas, y hubo de cerrarlo cuando ya las deudas comenzaron a ser muy apremiantes. No había nada que pudiese hacer. Torremolinos había caído en picado y el suyo fue una más de los comercios que tuvo que cerrar.
Pasado mañana vuelvo a la carga con las grabaciones. En «Barrio de La Paz Actos 2 & 3» van a colaborar los Danza Invisible al completo y una barbaridad de amigos instrumentistas capaz de quitar el hipo. Una super producción hecha con muy poco en la que los músicos vamos a hablar. La firma será de Javier Ojeda, pero el disco es de todos nosotros. Gracias a todos por el apoyo recibido en estos días, no lo olvidaré jamás.
P.D.: Nuestra retro-recomendación mensual es revisar el descacharrante repertorio del dúo Slim & Slam. Slim Gaillard (guitarra, piano) y Slam Stewart (contrabajo) eran dos virtuosos del swing cuya discografía me ha provocado no pocos momentos de goce. Adjuntamos hoy «Hellzapoppin’» de 1941 como podríamos hacer con cualquier otra, no se pierdan la filmación y sueñen con un mundo de glamour.
(Publicado en el Boletín de La Paz el 3-10-2015).