No ha pasado ni un mes desde que montamos el festival y parece mucho más, llevo un año tan frenético que apenas me da tiempo a saborear mis pequeñas victorias, y esta es una sin duda alguna. La genesis fue casual, resulta que me encontré con Elías Bendodo, entonces presidente de la Diputación de Málaga, en la Noche de los Libros de La Térmica y me dijo algo así como: «a ver si tienes un proyecto interesante para nosotros». Prácticamente del tirón se lo solté: «pues sí, tengo una idea, se puede llamar ‘Costa del Soul’, se trataría de hacer conciertos de soul y funk en la playa, un poco al estilo del Funky Town que montaba en Torremolinos.» La propuesta le encantó y me citó pasado un tiempo.
Para aquel entonces ya había decidido asociarme con Jesús Sánchez y Sergio García Orbegozo, los organizadores del Festival de Jazz de Málaga, sobre todo con la perspectiva de repartir más las responsabilidades. A la cita acudí con Jesús -por cierto, uno de los ex-componentes de Los Raperos del Sur- y le planteamos un festival de un par de días en alguna localidad. Para nuestra sorpresa, nos dijo de pensar a lo grande, el proyecto y el nombre le encantaban, y dijo de extenderlo poco a poco a todas las localidades costeras de la provincia. Se hizo un planteamiento de repartir financiación entre Diputación y algunos ayuntamientos que estuviesen interesados y hala, adelante.
Lo demás ha sido muy bonito, pero extenuante. Coordinar distintos organismos es un sin dios, creedme, y para colmo vimos que nuestro presupuesto se quedaba recortado en un tercio por razones que ahora no vienen al caso, para colmo Bendodo, el principal valedor del proyecto, dejaba su puesto para irse a la Junta tras la sorpresiva elección de Juanma Moreno. Hubo que reestructurar toda la contratación y nos encontramos de golpe con miles de problemas añadidos. Además cometimos algunos errores de bisoñez, por ejemplo, no acabamos de atar bien las responsabilidades que atañían a cada ayuntamiento, dando como resultado que a última hora hubo que improvisar camerinos, buscar generadores, etc.
Justo al terminar el festival pensé para mis adentros que no volvía a hacerlo más. Demasiado trabajo, muy poco resultado económico, muchos problemas con técnicos municipales, empresas de sonido, algún pequeño roce entre socios fruto del stress, etc., pero ahora creo que es una lástima que este proyecto no siga. A mí me ha apenado mucho no haber podido ejercer de cicerone con las bandas invitadas, mi doble condición de artista y organizador me lo impidió. Me hubiese encantado ver sus shows, poder haber interactuado con alguno de ellos, yo que sé. Seguramente se trata solo de aprender de los errores y ser un poco menos ambiciosos en el futuro, ya veremos. La idea de las actuaciones simultáneas en tres localidades me parece genial, pero no sé por qué motivo la gente se confundía con la programación.
Pero me llevo grandes momentos. Lo principal, volver a tocar con una banda de ensueño, la del «Funky Town», y montar un repertorio inédito repleto de guiños soul «(«Mammy blue», «Yolanda» en clave góspel, un «Sabor de amor» a lo Ben E. King). Hacer de corista para los Gibson Brothers, en una buena forma física y vocal envidiable a sus sesenta y pico años. El final del show en la Noche de San Juan en el Rincón de Victoria con todo el mundo subido al escenario. Mis hermanos hablándome maravillas del show de J.P. Bimeni en Benalmádena, todo un descubrimiento. Y saber que estoy haciendo algo que me apasiona, promover espectáculos con artistas de calidad en localizaciones envidiables.