Tiene un diagnóstico sin cura hasta el momento aunque podría mejorar su calidad de vida gracias a la prototerapia
Tanto la familia como el Colegio La Purísima de Málaga rogaban difusión. La respuesta no tardó en llegar y cómo si de una legión se tratase, miles de internautas compartieron el caso del pequeño Cristian, un niño malagueño de siete años que padece un tumor de tronco encefálico. Bajo el hashtag «Siempre Fuertes» que popularizó el marbellí Pablo Ráez, la familia del pequeño ha ido colgando fotografías en busca de apoyo. Una solidaridad que les da «ese chute» para continuar buscando una alternativa que le de más meses de vida a Cristian.
Miguel Ángel Rodríguez «El Sevilla»; el cantante de Danza Invisible, Javier Ojeda; el actor y humorista Salva Reina; el cantaorArcángel o el primer equipo del Málaga C.F. tanto masculino como femenino han mandado todo su apoyo al pequeño, quien hace unos días recibió una de las mejores noticias: que un empresario malagueño, que prefiere mantener el anonimato, está dispuesto a pagar el tratamiento de prototerapia -valorado entre 80.000 y 100.000 euros- sin escatimar en gastos.
Pero todo empezó a finales de mayo con la peor de las noticias recién dadas: «A tu hijo le quedan siete meses de vida. Su tumor no se puede operar»; Noelia Rubio se armó para la batalla más dura: buscar segundas opiniones y posibles tratamientos que le regalaran a su pequeño, aunque sea, unos días más de vida. Las doce sesiones de radioterapia han conseguido «dormir» al tumor por un tiempo, una tregua «imprescindible» para encontrar la mejor alternativa para el pequeño. Entre consultas médicas y profesionales, la cita con el oncólogo Hernán Cortés-Funes les enciende la mecha de la ilusión al hablarles de la prototerapia, un tratamiento que «multiplica la precisión a la hora de incidir en el tumor».
Lamentablemente, las dos máquinas que hay en España, ubicadas en Madrid, necesarias para comenzar la terapia, no están aún a punto. Así lo confirmaron desde Quirónsalud Madrid Pozuelo de Alarcón, centro que alberga una de éstas. Ante este panorama, Noelia no se da por vencida y salir del país se convierte en su prioridad; «si hay que ir a la China, iré».
Mientras Noelia relata qué planes tienen a cortoplazo, Cristian no suelta el mando de la Xbox, está claro que lo importante ahora es ganarle la partida a su vecino y amigo Lázaro. Tan solo despega los ojos de la pantalla para que su madre le ponga el juego de una vez y comience la competición. Se ríe y se divierte. Por el salón también tiene su patinete y un Buzzlightyear recién regalado, que delata a qué ha estado jugando el pequeño horas antes. Así es Cristian; revoltodo, inquieto y, ante todo, un niño de siete años.
«Yo se que la prontoterapia no va a curar a mi hijo. Lo sé. Pero le va a dar tiempo y calidad de vida»
Noelia disfruta viéndole disfrutar. Lo tiene claro. Es madre y hará todo lo que sea necesario por su hijo, porque quedarse de brazos cruzados «no es una opción». «Yo sé que la prototerapia no va a curar a mi hijo. Lo sé. Pero le va a dar tiempo y calidad de vida». De momento, continúan buscando porque hasta que «el tumor despierte no se puede hacer nada», más que comparar ciudades que tengan la terapia en activo y empezar a hacer números. «No queremos dinero» recalca, «sino difundir el caso para que otras familias conozcan que hay más posibilidades».
Descartaron desde el primer momento abrir un crowdfunding porque hasta el momento desconocen la cuantía total de la terapia, «todo dependerá de la ciudad y las sesiones que el médico estime oportunas». «No queremos que la gente piense que queremos dar pena con el niño para ganar dinero» zanja, aunque reconoce que son una «familia humilde» que llegado el momento necesitará ayuda económica. Ahí es donde entre el empresario malagueño que se ha ofrecido a pagar la terapia.
Cuando la noticia llegó a los familiares del pequeño, la alegría arrasó con la pena. Eso sí, sin despegar nunca los pies del suelo. La realidad está latente en las ojeras de Noelia, quien apenas descansa por las noches para comprobar que su hijo continúa respirando. Pese al cansancio, no tira la toalla y junto a su actual pareja, Adrián, y su amigo Fali no cesan en encontrar la ciudad con la terapia que le dé al pequeño Cristian más tiempo.
Mientras el tumor siga dormido, ellos continuarán muy despiertos, sin dejar a un lado la rutina del pequeño que en breve comenzará el colegio, aunque ya tienen en mente un viaje a la Warner Bross Parkque les han regalado unos amigos de la familia. Una actividad que se sumará a la solidaridad y amor que miles de internautas le envía a la familia a través de las redes sociales que han abierto para difundir el caso. La sonrisa de Cristian no se apaga, igual que la esperanza de su madre por regalarle calidad de vida y tiempo a su pequeño.
(Isabel Ruiz para ABC de Sevilla).