El malagueño revisita «géneros cubanos añejos» en un repertorio inédito que mañana presenta en Málaga junto a versiones de sus éxitos de siempre
El cantante se rodea de los Hispano-Cubans para su nuevo proyecto en solitario con aires caribeños
EL CONCIERTO
Artistas. Javier Ojeda y los Hispano-Cubans: Daniel Amat, piano y percusión; Yohany Suárez, bajo y coros; Bárbaro Pimienta, percusión; Miguel Paredes, guitarra, efectos y coros; Paco Vílchez, batería y percusión
Fecha. Mañana, viernes 9 de agosto. A las 23.30 horas.
Lugar. Tennessee Live Club (calle Denis Belgrano, 3).
Entradas. 10 euros. A la venta en Fluxus Málaga (calle Paco Miranda, 1) y en el Tennessee Live Club.
Es inquieto e inclasificable. Lo mismo convierte un tema pop en éxito nacional que canta por Marisol o se atreve con un concierto solo de boleros. Y Javier Ojeda no se detiene. Sigue creando. Su último proyecto tiene aires caribeños, con un pie en La Habana y otro en Málaga. Por algo se hacen llamar los Hispano-Cubans. El líder de Danza Invisible se rodea de cinco músicos de ambos lados del charco para su nueva aventura en solitario en la que investiga ritmos que van más allá de las melodías pop-rock. «Sería algo así como ‘latinsouljazzandaluz’», define el cantante. Tras un rodaje por varios escenarios de la provincia, mañana se presenta en sociedad en el Tennessee Live Club.
«No me voy a poner a hacer salsa, ni tengo ganas ni sé, pero me gusta la idea de dar a todas mis canciones una mezcla de estilos que me gustan», aclara Ojeda. Por primera vez, la batería y la guitarra eléctrica pierden protagonismo en favor del piano y la percusión. Sus canciones «de toda la vida» pasan ahora por el filtro de esta nueva «sensibilidad de géneros añejos cubanos». Así por ejemplo, ‘Sabor de amor’ -un imprescindible en sus conciertos- suena a un «híbrido entre bolero y son». ‘Por ahí se va…’ se acerca a una batucada. Y suma y sigue. Lo hace posible una banda formada por los músicos cubanos Daniel Amat (piano), Yohany Suárez (bajo y coros) y Bárbaro Pimienta (percusión), y los españoles Miguel Paredes (guitarra, efectos y coros) y Paco Vílchez (batería y percusión).
Buena respuesta
Pero los Hispano-Cubans -nombre en homenaje a los Afro-Cubans que dirigió Machito en los años 50- no se limitan a los éxitos de Danza Invisible mil veces tarareados por todos. Javier Ojeda lleva meses componiendo temas inéditos que ya ha llevado al directo en alguna ocasión. «Y la gente responde de maravilla. No se baja el ritmo del concierto», asegura satisfecho. Después de años y años en los escenarios, es consciente de que eso no es nada fácil. En su opinión, la clave está en partir de géneros tradicionales y «subvertirlos», darles una vuelta de tuerca y hacer algo diferente que, sin embargo, resulta familiar. «El reto está en hacer música que llegue a todo el mundo pero con calidad», reflexiona.
Por eso, en esta nueva etapa Ojeda revisita la rumba, el chachachá, el son, el swing, los boleros, el mambo y hasta el boogaloo. Admite que tras décadas en el oficio, está un poco «cansado de la armónica clásica de la música pop» y busca otras «más complejas», aunque también populares.
Todos estos ritmos caben en su próximo trabajo en solitario, un disco que empezará a grabar a finales de este agosto para que vea la luz a comienzos de 2014. No tiene aún el título definitivo, duda entre ‘La paz’ y ‘Barrio de la paz’. Las letras y los sonidos transmiten ese buen rollo. Cuenta que hay canciones con «mucha ternura, que incitan a disfrutar de la vida». Otras, desde el recursos a la tercera persona, «hablan con sátira sobre especuladores y gente de este tipo». Será una grabación entre amigos, con colaboraciones de artistas como el batería y percusionista Coki Giménez (Danza Invisible, M Clan, Amaral…) y el guitarrista flamenco malagueño Daniel Casares.
«Una ‘mamb-ópera’»
Sorprenderá con esta nueva faceta suya, pero sobre todo con la presentación y puesta en escena del álbum. No quiere desvelar detalles, prefiere mantener el misterio, pero avanza que será algo muy «ambicioso». «En lugar de una ópera rock, será una especie de ‘mamb-ópera’. Va a estar muy chulo», anuncia.
Pero para eso aún quedan meses. De momento, toca llevar al directo el repertorio con la recién estrenada formación. El concierto de mañana será un «fifty-fifty» entre éxitos y temas inéditos. No es el primero de los Hispano-Cubans. Juntos han recorrido la provincia con el ciclo ‘Éo noé. Noches Creativas’ de la Diputación que ha llevado a ocho municipios actividades culturales y de ocio nocturnas. Ya con ese bagaje, es el momento de darse a conocer en pleno centro de Málaga.
Reconoce Ojeda que siempre le han tirado los ritmos latinos tradicionales. «Me han acompañado a lo largo de toda mi carrera, pero nunca como ahora con tanta influencia jazzística», explica. La improvisación es parte de los Hispano-Cubans. «Con estos músicos es inevitable», admite. Y acoplarse no fue sencillo al principio. «Quienes tienen tradición de jazz no son amantes de dejar las estructuras cerradas para que las melodías tengan vida en directo. Mientras que en el pop es al contrario», argumenta. Pero la alianza ha funcionado.
Habla con ilusión de esta fusión cultural y musical en la que se ha embarcado, pero Danza Invisible no se toma un descanso. Aunque no hay un nuevo álbum en camino, la agenda de la veterana banda de la movida incluye conciertos por toda la geografía. Y, como viene haciendo desde hace años, Javier Ojeda compaginará sus proyectos personales con las actuaciones junto a sus eternos compañeros de batalla. De hecho, un día después de su presentación en el Tennessee Live Club, el cantante se reencuentra con Danza Invisible rumbo a Corral de Calatrava (Ciudad Real), donde tocan el sábado. La cuestión es no parar nunca.
(Artículo de Regina Sotorrío para Diario Sur).