Danza Invisible cree que «arrasará» en Santander con sus 34 años de «solera»

Danza Invisible abre mañana los conciertos de la Semana Grande de Santander con la idea de «arrasar» ante un público que aún puede sorprenderse con el grupo andaluz tras 35 años en la música, porque, «fiel» a sus principios, tiene esa «solera» de los que llevan toda la vida tocando juntos.

Javier Ojeda, el líder y cantante de Danza Invisible, vuelve a Cantabria después de un año -el verano anterior actuaron, junto a La Guardia, en Colindres-, y regresa con ganas, porque asegura que la gente de esta tierra mira a Danza Invisible «con simpatía».

El grupo andaluz será el encargado mañana, junto a Modestia Aparte y a Un pingüino en mi ascensor, de inaugurar los conciertos «Música en Grande», que este año acercarán a Santander a Los Suaves, Alejandro Sanz, Manuel Carrasco o Amaral, que actuarán dentro de las fiestas de la capital hasta el lunes, día 25.

También estarán en estos conciertos, ADN, Boni, Poetas de Botella, Cris Méndez, Lolo Alonso, Gao Percussion, Víctor Montero y Black Shine.

En una entrevista con Efe, Javier Ojeda explica que para poder tener una trayectoria musical de casi 35 años es muy importante «el factor suerte», que relaciona con la «asociación de personalidades» que formaron el grupo en 1981, además de no haber «abandonado las raíces» -siempre han residido entre Málaga y Torremolinos-, lo que Danza Invisible cree que da «más valor» a sus logros.

El cantante considera «otro golpe de suerte» la canción «Sabor de Amor», a la que ya no tiene manía y que, para no cansarse, intenta cantar «de mil maneras distintas», variando la instrumentación y los arreglos. Además, asegura, «es un tema que se ha quedado para la historia del pop nacional» y el que identifica a la banda.

El vocalista dice también que, con el paso de los años, tratan de evitar la repetición y «huir» de un «posible sentimiento de rutina» provocado por tocar con los mismos músicos. Para ello, les ayuda tener proyectos paralelos como el que él inició en solitario en 1999, que le ha llevado a publicar cinco discos.

Lo último de Danza Invisible -«Danza Total», en 2013; «Treinta Tacos», en 2012; y «Tía Lucía», en 2010- son álbumes recopilatorios y de versiones y, aunque por ahora el grupo no planea publicar nuevas canciones, Ojeda afirma que «no es en absoluto descartable», y que «todo es cuestión de que se prenda una pequeña chispa, que puede surgir en cualquier momento».

Ojeda recuerda que la mayor parte de sus ingresos provienen de las actuaciones en directo y que es «complicadísimo» recuperar el gasto de producir un disco de estudio, por lo que la edición de nuevas canciones sirve como «excusa» para realizar giras y que «la gente vuelva a ver que estás de actualidad».

Frente a lo que ocurre en otros países, el cantante cree que en España los artistas veteranos tienen menos posibilidades de ver su trabajo en las radios y se les confina a espectáculos «revival». Aún así, no se queja de esa situación, porque reconoce que esos conciertos de recuerdos musicales «parece que no terminan nunca».

El líder de Danza Invisible reconoce que su generación gozó «de veinte veces más oportunidades que los chicos que empiezan ahora», ya que se les permitió «sonar en las radios mayoritarias y salir en la televisión» y hoy -lamenta- «si sales en la televisión es porque estás insultando a alguien».