Javier Ojeda lleva 37 años liderando la banda Danza Invisible, el grupo malagueño que en 1982 saltó a la fama tras participar en el festival de música Alcazaba Rock-Pop de Jerez de la Frontera, al que este viernes regresa.
El secreto del éxito para seguir en el panorama musical y no caer en el olvido no está claro, aunque Ojeda apunta, en una entrevista con Efe, que «el artista que intenta siempre estar a la moda, acaba llegando tarde a todas las modas».
El fundador de la banda creadora del éxitos como «Sabor de amor» resalta que «lo ideal» es hacer la música que a uno mismo le guste y «no dejarse llevar por lo que pienses que pueda tener éxito».
Danza Invisible siempre ha hecho las canciones «que nos ha pedido el cuerpo», sin importar el resto. «A veces hemos tenido la suerte de que han coincidido con el gusto popular», señala Ojeda.
Hace 37 años, Danza Invisible era una banda desconocida para el público.
Fue durante su participación en la primera edición del festival jerezano Alcazaba Rock-Pop donde se dieron cuenta de que «algo pasaba» porque los medios nacionales empezaron a interesarse por ellos.
Tras ganar este festival, el grupo «despegó», llegando a tocar pocos meses después en la Sala Rock-Ola de Madrid.
Este viernes el cantante Javier Ojeda volverá a liderar a su grupo en una nueva edición del recuperado festival jerezano, con un concierto al que asegura llegar con «emoción» y «muchas ganas de agradar» al público.
Para ellos, este concierto es «muy especial», al tocar en la Alameda Vieja de Jerez, el mismo escenario donde lo hicieron aquel verano de 1982, cuando apenas llevaban cinco conciertos a sus espaldas.
«Es como volver a los inicios, seguro que me sale algún lagrimón», confiesa Javier Ojeda.
«Vamos con la filosofía de hacer un ‘conciertazo’ y que la gente se lo pase de la mejor manera posible», asegura el cantante de Danza Invisible, quien matiza que en esto de la música tiene claro que «hay que ser un ‘entertainment'».
«La gente se va a sorprender del buen estado de forma en que está toda la banda», sentencia.
En estos 37 años de carrera, Danza Invisible ha ido madurando su estilo y ha sabido mantenerse tras el pico de popularidad que experimentó en los años ochenta.
De hecho, hasta el pasado 2017 aún seguían girando por España.
Javier Ojeda ha publicado también cinco discos en solitario pero «no hemos dejado de ser amigos», defiende.
En la memoria quedan temas coreados como «Sabor de amor», «A este lado de la carretera», «Reina del Caribe» o «Catalina» que seguro sonarán este viernes en Jerez en el Alcazaba Rock-Pop, un festival gratuito en el que Danza Invisible compartirá escenario con el grupo jerezano La Tarambana o la mítica banda andaluza Medina Azahara.
(Maria José Romero para La Vanguardia).