La semana pasada llamé a Enrique García para interesarme por él y para que me recomendase algún buen director para mi próximo video-clip. Sabía que estaba rodando y por eso directamente obvié pedirle a él que me lo dirigiese, pero….
…No corramos tanto. Para los no muy habituales de esta página es de interés informarles que mi amigo Enrique García es director de cine y la persona que me encargó la coordinación musical de su primer largometraje, «321 días en Michigan». Aquello fue una experiencia increíble, uno de estos proyectos hechos con muchísimo cariño que sufre todo tipo de trabas burocráticas. Como ya en mi página www.javierojeda.com informé bastante sobre este asunto paso ahora en este Boletín de La Paz de insistir sobre ello, no sin antes mencionar la BSO que finalmente se editó en formato digital y que tiene una página de lo más coqueta, recomiendo encarecidamente visitarla: http://321diasenmichiganbso.com/. Recuerdo cómo me impresionó el trabajo inmenso que tiene un rodaje y salir de la visita a la antigua penitenciaria de Málaga, escenario del film, pensando que era injusto el estado actual del cine español, de hecho al poco tiempo me hice socio de Filmin para sentirme un poco mejor pagando por el cine que veo en casa. Por cierto, lo que faltaba era el llamado «fraude del taquillazo» con imputados como González Macho, es como en aquel momento en que todo mi gremio quedaba en descrédito cuando ocurrió todo el follón con Teddy Bautista y la SGAE.
Ay, al final pagamos justos por pecadores. Enrique me ha realizado tres video-clips hasta la fecha y todos de excelente factura, en concreto los de «Echa a volar«, «Oiga camarero» y «Carnaval toda la vida» y lleva una larguísima y laureada trayectoria haciendo cortometrajes entre los cuales el género del terror no le es nada ajeno. En estos momentos está rodando su nuevo largo titulado «Resort Paraíso» en la Costa del Sol, una de sus localizaciones es el Hotel Timor en Torremolinos. Me ha resultado curioso y sintomático que ambos nos hallamos fijado en el punto kitsch de la costa para ambientar nuestros respectivos nuevos trabajos. En mi caso particular tomé prestado el término «Terrormolinos» del periodista Txema Martín cuando la decadencia del municipio resultaba ya incuestionable -me siento orgulloso de haber sido en parte uno de los líderes de la «resistencia» contra la anterior corporación dirigida por Pedro Fernández Montes, no veas como se va notando el cambio- , en cuanto a Enrique se refiere seguro que ha sabido ver que el escenario de los antiguos hoteles de la costa podía ser propicio para una historia de terror bestia con abundantes dosis de sangre.
Le acabo de hacer una llamada perdida para que me contase algún dato más pero debe andar liadísimo. Es entonces cuando me pongo a pensar en el esfuerzo encomiable de la gente del arte y la cultura en estos terribles años del 21%. Ahí está el tío con un presupuesto de mierda sacando otro proyecto, pidiendo pasta a unos y otros, con la ilusión de los principiantes. Ocupamos un pequeñísimo lugar en el mundo, pero este puede ser importante para muchos. Adelante, tío.
«La música es la droga»: Recomendemos hoy la obra casi completa del tejano Steve Earle, al menos de los discos que tengo la suerte de poseer o haber escuchado. Es de estos artistas clásicos norteamericanos cuya música es ajena a modas y corrientes y siempre apetece escuchar en algún momento. Ha tenido una vida tormentosa interesante de escudriñar y que él mismo ha sabido combatir con humor, no en vano en la extraordinaria serie «The Wire» interpretaba el papel de rehabilitador de alcohólicos. Este mismo disco está muy bien, a ver qué opinan.
(Artículo publicado en el Boletín de La Paz»)