«No hay nada más grande que la vida»
«La donación de órganos es algo absolutamente necesario» como refleja la canción «Lágrimas de Vida» que interpreta el cantante malagueño Javier Ojeda (Málaga, 1964) a dúo con la cantante sevillana Melu. Esta canción recoge una dolorosa y esperanzadora experiencia vivida por la periodista Susana Herrera: al morir su hijo, sus órganos dieron vida a tres niñas.
Susana convirtió esa experiencia en libro, y ahora se transforma en canción. Javier Ojeda, cantante del grupo «Danza Invisible» lleva 30 años subido a los escenarios. Cuando le propusieron poner voz a esta obra no lo dudó, pues el testimonio de esta «luchadora» le llegó al corazón y afirma «después del trance que ha vivido, está feliz; tiene lo que hace falta para vivir».
–¿Qué te pareció el proyecto de interpretar la canción «Lágrimas de Vida»?
–Me lo propuso Susana Herrera, autora del libro. La conocía de varias entrevistas que había hecho a mi banda «Danza Invisible». Hace un año me la encontré en Canal Sur, donde ella trabaja, y me contó lo que había ocurrido con su hijo. Me habló de su libro y de la canción de Melu Raigada. Yo le dije que estaba dispuesto a colaborar con ellos y me envió el tema que cantaremos a dúo Melu y yo. Me gusta mucho el tema, pues es una canción muy emocionante, y los beneficios que se saquen con él se van a destinar a la donación de órganos. Me parece que es un granito de arena que podemos aportar para apoyar a la gente que realmente lo necesita.
–¿Y del testimonio de Susana Herrera, qué destacarías?
–Es una persona vitalista. Después del trance que ha vivido está feliz. Es una luchadora. Tiene lo que hace falta y más en estos tiempos de crisis.
–¿Qué piensas de la donación de órganos?
–Es algo absolutamente necesario. Poco a poco, está cambiando la mentalidad de la gente con respecto a este tema. Al final se trata de ayudar. Es un acto de generosidad al que estamos un poco desacostumbrados todavía, pero ése es el futuro. Con el órgano de una persona que ya no lo necesita estás salvando la vida de otra, es algo fantástico. No hay nada más grande que la vida.
–La música es un buen trampolín para la solidaridad…
–Yo me siento muy orgulloso de mi gremio porque somos los primeros que estamos dispuestos a ayudar y a tocar música gratuitamente. Aunque también te digo otra cosa, que el mercado musical está tan mal que vamos a tener que crear una ONG solidaria para ayudar a los músicos, pues la cosa está realmente complicada.
–El amor es uno de los temas que más se repiten en vuestras canciones, pero también habláis del racismo («Negros de cualquier color»), de los valores de la vida («Razones para vivir»), de la droga («Sin aliento»). ¿De qué valores te gusta más cantar?
–El tema recurrente es el amor porque es la emoción más fuerte que vive cualquier ser humano, pero intentamos darle siempre una vuelta de tuerca para que no sea una cosa simplona porque, en las relaciones humanas y de pareja, hay mil puntos de vista. Yo me siento muy orgulloso porque hemos conseguido en nuestros textos letras de amor con mucha chispa, como en «Sabor de amor» cuya letra tiene mucho doble sentido, o «La deuda de la mentira» en la que la mentira forma parte imprescindible de la relación y no puede uno dar marcha atrás. En general, hemos sabido hacer canciones de amor con cierta gracia, la verdad.
–¿Cuál es el papel que tiene tu familia en tu vida?
–Tengo mucha suerte, una familia fantástica. Mi mujer y mi hijo son lo más grande que hay. Mis padres también y con mis hermanos me llevo fenomenal. En este sentido, tengo mucha suerte. He tenido siempre muchísima estabilidad familiar y creo que eso ha contribuido a que mi vida haya podido ser también un poquito más feliz.