“Creo que me quedan muchas cosas por decir”
Hoy tenemos el inmenso placer de tener en nuestra web a un mito del pop-rock nacional. Se trata de Javier Ojeda, vocalista de una de las grandes formaciones de nuestra música como es Danza Invisible, quien hace unos meses, aparcaba temporalmente la banda con la que se granjeó una merecida fama desde comienzos de los años ochenta, editaba “Reversos”, su segundo disco en solitario después de un elegante debut de la mano de “Polo Sur”, un trabajo que desgraciadamente, tal y como le ocurre a otras figuras señeras de su generación, paso casi desapercibido para el gran público.
En “Reversos” nos encontramos un álbum grabado en directo en el teatro Echegaray de Málaga, donde Javier recoge parte de lo mejor de su repertorio, incluyendo en el mismo sorprendentes versiones y algún tema que, sin lugar a dudas, vuelve a mostrarnos que el de Torremolinos sigue siendo uno de los mejores interpretes de canciones de nuestro país.
Ante tal tesitura no nos quedaba más remedio que ponernos en contacto con él para repasar una trayectoria larga y honrosa, que conoce todas y cada una de las tesituras por las que puede pasar la carrera de un artista. Desde el éxito más rotundo hasta el ninguneo más feroz por parte de la crítica. Sin que por ello, en ninguna circunstancia, haya renunciado a la libertad y a la coherencia musical como simbolo de integridad real.
Os dejamos en compañía de Javier Ojeda, un tipo con muchas cosas que contar.
Vuestros inicios como Danza Invisible fueron siendo muy jóvenes, concretamente a comienzos de los años ochenta. ¿Cuál es el momento y de qué manera surge la formación? ¿Cómo era musicalmente hablando Málaga en aquel período?
Javier: Sí que éramos muy jóvenes, yo en concreto solo tenía 17 años. La historia de la formación de la banda se ha contado muchas veces y es compleja; resumiendo mucho te diré que Danza Invisible nace cuando Ricardo Texidó (ex Cámara) comienza a frecuentar el local donde ensayaba Adrenalina en Torremolinos, y al poco tiempo se queda con el puesto de batería y cantante desplazando a los de ese grupo. Con el trio base de Chris Navas (bajo), Manolo Rubio (guitarra) y Texidó se formó la banda, que al poco tiempo se vio ampliada con Antonio L. Gil (guitarra) y posteriormente un servidor como voz solista.
Málaga entonces despertaba tímidamente a la nueva ola tras una temporada marcada por los hippies y los cantautores. Cámara y Danza Invisible, posteriormente varios más, significaron la reacción local contra ese sonido y el del rock andaluz.
En 1982 grabáis con una pequeña compañía independiente M.R. vuestro primer EP “Sueños”. Es en ese período cuando viajasteis a Madrid a grabar desde Torremolinos, suponemos que debisteis vivir intensamente ese momento ¿Qué recuerdas de aquello?
Javier: Los baños de “Rock-Ola”, el Rastro, el cachondeo que había entonces en Madrid. Fue todo muy deprisa y yo era jovencísimo, todo un alud de sensaciones nuevas se me agolpaban. El primer disco se grabó en Doublewtronics, el estudio de Jesús Gómez, que posteriormente hizo un montón de producciones de renombre. Entonces el estudio era muy pequeñito, empezó a progresar poco a poco gracias a las grabaciones independientes.
Del 82 al 87 desarrolláis lo que hemos dado en denominar la época oscura. Una época en la que estáis indudablemente influenciados por grupos como Simple Minds, U2, Depeche Mode o The Cure, por citar unos ejemplos. En ese período os convertís en un grupo de culto que culmina con el que es uno de vuestros mejores trabajos, “Música de Contrabando”. Grabado en Inglaterra y donde incluso colaboró con vosotros Lisa Stanfield. ¿Cómo viviste aquellos días?
Javier: Añadiría a las influencias que has citado las de Talking Heads, Gang Of Four y The Psychedelic Furs, que nos marcaron mucho en aquella época, más por ejemplo que Depeche Mode o los Cure. Esa grabación la recuerdo como uno de los momentos más emocionantes de mi carrera musical. Imagínate grabar con Chris Nagle, que había sido el ingeniero de los discos de Joy División y de lo primero de New Order. Nosotros allí en Inglaterra, con toda aquella gente de renombre que pasaba por el estudio, toda la aventura juvenil de dormir en sacos en casa de amigos de amigos… Muy fuerte, tío. Sin duda ese disco es de los mejores de nuestra carrera pero por las canciones en sí, puesto que nuestro sonido entonces ya había derivado a tonos más luminosos. La producción fue lo que le otorgó es sonido cavernoso tan peculiar. Y lo de Lisa Stansfield fue una casualidad, queríamos una chica para hacer coros en plan “la-la-la” y el ingeniero nos la propuso, entonces no la conocía nadie y era solo una vocalista local que prometía y nada más.
Un período que para la posteridad nos ha legado una de las grandes canciones pop de la historia de nuestra música. Nos estamos refiriendo por supuesto a “Sin Aliento”. ¿Qué sientes a día de hoy al escuchar un tema tan inmenso como ese y saber que la interpretación es cosa tuya?
Javier: Hombre, muchísimo orgullo. Además es todo un himno en varios países de Latinoamérica. Sigo pensando que es una gran canción, lo que pasa es que a mí en disco me parece un poco lenta y demasiado rígida, pero así ha pasado a la posteridad.
Después, tras publicar el disco en directo del 87, decidís cambiar de estilo y dar un paso hacia un pop más comercial de indudable calidad con “A tú Alcance”, con el que conseguisteis un éxito sin precedentes gracias a singles que se convirtieron en auténticos hits como “Sabor de Amor”, “Reina del Caribe”, o la versión de Van Morrison, “A este Lado de la Carretera”. Esa es sin duda vuestra época dorada, cuando más bolos hacéis tocando por toda España. ¿Cómo vivisteis las mieles del éxito en el seno de la banda?
Javier: Fue un cambio muy sorprendente porque multiplicamos nuestro público de la noche a la mañana. De pronto comenzaron a aparecer quinceañeras que se habían enganchado a “Sabor de amor” y nosotros flipábamos, en ningún momento hubiésemos imaginado que iba a tener éxito alguno. Había chicas gritándonos en el camerino tras los conciertos y toda la parafernalia esta de las fans. Pero seguíamos sonando como un cañón en directo. Personalmente fueron un par de años muy duros para mí, apenas había tiempo de descansar y hasta se me pasó por la cabeza dejar la música al final de una gira, creo que la de 1989.
Algunos fans antiguos os dieron la espalda con este nuevo cambio de rumbo. La prensa especializada que antes os había mimado ahora os tachaba de vendidos. Sin embargo vuestros discos seguían entre los más vendidos y vuestras canciones, como “Catalina”, seguían sonando en todos los sitios. Personalmente nos parece que hay muchos prejuicios en la música, y en cuanto se tiene éxito se intenta hundir al que lo tiene. ¿Sentiste ese rechazo?
Javier: Sí que lo noté, de hecho todavía lo noto. Lo único que tengo que decir es que nuestra evolución fue algo totalmente coherente y honesto. Estábamos descubriendo otros tipos de música y queríamos mostrar lo que estábamos aprendiendo acoplándolo a nuestro sonido. Ay, ¡es que la gente es a veces tan cerrada! Por parte de cierto público rockero siempre ha habido prejuicios a las músicas más cálidas por considerarlas “comerciales”, cuando suele suceder todo lo contrario; fíjate por ejemplo en lo que vendían Héroes del Silencio comparado con Los Van Van. ¿Quiénes son más comerciales entonces? De todos modos hay mucha gente que no ha profundizado en esos discos y solo conocen los singles, es una pena porque hay joyitas ahí.
Ya con trabajos como “Bazar” o “Clima raro”, volvéis a incluir temas más viscerales en los que se vuelve a poner en primer plano toda la potencia de tu voz, te hablo de cortes como “Él es un bazar” o “Clima Raro”, en los que particularmente son los que más disfrutamos cuando te vemos interpretarlos en directo. Además nos da la impresión de que a ti también son los que más te gustan a la hora de interpretar. ¿Es así?
Javier: Mmm, no sé. Hay gente que desde luego opina que ese es mi mejor registro, así que puede ser. Pero también me gusta mucho interpretar baladas así tipo profundas. (Risas) Yo siempre estoy en los extremos.
Tras la salida de Ricardo Teixidó, batería y miembro fundador de Danza Invisible, editáis un grandes éxito en el que incluís una versión en directo de “El Rayo X” de David Lindley, mostrando tu gusto por hacer propias canciones de otros artistas adaptándolas a tu textura vocal ¿Qué es lo que buscas a la hora de hacer una versión?
Javier: Trasladar esa canción a mi mundo, sentirla como mía y transmitir un mundo personal a partir de acordes y palabras ajenos. No es nada fácil, de verdad. Y creo honestamente que esa es una de mis virtudes. También hay un componente de pedagogía, me encanta que la gente descubra a un artista a partir de mi versión. Y desde luego nunca escojo temas previsibles.
Y de esta forma casi inexorablemente llegamos hasta el año 2006. Momento en que debutas como solista con “Polo Sur”. Debió ser paradigmático debutar en solitario siendo ya un artista veterano. ¿Cómo te sentiste?
Javier: Yo debía haber debutado en solitario antes. De hecho hubiese estado bien hacerlo con un disco de versiones, porque ese es un lado de Danza muy genuinamente mío, prácticamente las escojo todas yo. Pero DRO no se mostró interesada en un disco del cantante de Danza Invisible en solitario porque no le interesaba. De hecho, “Pura Danza” (2003) es en un 60% un disco que trabajé yo con la banda que tenía entonces, el Tercer Mundo, y la compañía me convenció para traspasar esos temas al repertorio de Danza. Pero lo digo sin ninguna acritud, yo estoy muy contento de grabar con mis compis de toda la vida. Lo de “Polo Sur” ya fue un comienzo de ver las cosas de otra manera en el negocio de la música; les entregué el disco ya terminado y producido y ellos lo compraron, por decirlo de algún modo.
¿Qué supuso para ti “Polo Sur” y el tocar con gente distinta?
Javier: Bueno, es que ya llevaba varios años tocando con otros músicos, no fue algo tan nuevo. Sí destacaría que el hecho de grabarlo en Zaragoza y contar con músicos de allí le dio un sonido muy característico, más digamos “cool” que si lo hubiese grabado en Málaga solo con los míos.
Además se trata de un disco en el que siempre hemos pensado que das un paso al frente y te conviertes en el Bryan Ferry español, tanto en letras como en melodías, además incluyes una revisión del clásico de Roxy Music “Love is the Drug”. ¿Estás de acuerdo con la afirmación?
Javier: Completamente. A mí me encanta ese disco y pienso que gana con los años. Sí que tiene varios toques a lo Roxy Music, pero también a gente como Prefab Sprout y otros referentes ochenteros. El productor Nacho Serrano le aportó unos detalles electrónicos de lo más novedoso.
Y llegamos a tus últimas experiencias discográficas que son “Tía Lucía” con Danza Invisible, y tu segundo disco en solitario, el directo “Reversos”, en el que rescatas temas míticos de tu discografía y versiones tan dispares que van desde Roberto Carlos a Bob Dylan y donde confluyen todas las cosas que te gustan en un mismo saco. Suponemos que la elección del repertorio habrá sido un auténtico quebradero de cabeza para ti. ¿Cuáles han sido los criterios de selección de las canciones?
Javier: La elección del repertorio fue muy difícil para “Tía Lucía”, no tanto para “Reversos”. En el primero decidimos acotar en el tiempo la selección de temas y escogimos la franja de 1979-1989, intentando que hubiesen sido populares en la radio española de aquellos años y escogiendo material americano en su mayor parte, ya que el revival ochentero se identifica mucho más con lo inglés, por un lado, y La Movida, por otro, y queríamos escapar a toda costa de ello. Fue muy difícil porque nos echaron para atrás muchas adaptaciones al castellano, y yo no contemplaba en momento alguno el cantarlas en inglés.
En “Reversos” fue todo más fácil porque lo que buscaba era la calidad literaria del texto como arma fundamental, de hecho solo hay una adaptación al castellano (“Mama”). También resultaba que en su mayoría eran versiones que yo sabía que no podía hacer con Danza y llevaba barruntándolas desde años ha. De todos modos es muy importante recalcar que “Reversos” tiene 5 nuevas composiciones aparte de las
versiones de Danza o temas ajenos. Y son temas estupendos, pienso yo.
Un trabajo grabado en el teatro Echegaray de tu Málaga natal en el marco de una noche de lo más especial. ¿Qué recuerdas del día de la grabación del álbum?
Javier: La satisfacción de saber que el teatro iba a estar lleno, tenía verdadera zozobra con aquello. Y un momento de nervios que hace que me atragante al comienzo de “Los posos del café”, se puede escuchar en el disco y me pareció que no quedaba mal así.
Te rodeaste para la ocasión de conocidos como es el caso de Sean Frutos, vocalista de Second, para que te echaran una mano en canciones como “Idea”. Sabemos que los murcianos tienen una versión de “Sin Aliento”, y que al igual que otras bandas del indie nacional, por ejemplo los sevillanos Maga, tal y como nos confesó Miguel Rivera, son grandes seguidores vuestros. ¿De dónde surgió esta colaboración? ¿Y qué te parece que ciertas bandas alternativas se confiesen
como seguidores de tu música?
Javier: Es que los Second son bastante colegas desde hace muchos años. Frutos es el amigo íntimo de mi primo David, y él le introdujo en nuestra música y a mí en la de ellos. Son gente verdaderamente fantástica y especialmente destacables en directo, además lo importante es que son colegas no es una de estas colaboraciones forzadas para hacer caja. También me habían hablado de lo de Maga y me alegro un montón por su falta de prejuicios y decirlo públicamente. En ciertos ambientes no queda muy chic decir que te gusta Danza Invisible, lo que en mi opinión es todo un esnobismo y muestra un desconocimiento absoluto de nuestra trayectoria. Oye, me gustaría conocer a los Maga y tomarme algo con ellos, sí señor. (Risas)
Claro que supongo que esos grupos cuando te hayan escuchado hacer una versión de “Sopa de Caracol” se habrán llevado las manos a la cabeza. (Risas) ¿Por qué motivo la has incluido en el disco?
Javier: (Risas) Porque tenía ganas de grabar una auténtica gamberrada en un disco, algo como el disparate de versión que hacía los Cramps del “Surfin’ bird”. Es pura y simple diversión. ¿Conocías la historia de esta canción? El original es de un músico beliceño llamado Chico Ramos y está cantado en garifuna, inglés y español, fue plagiado descaradamente por la Banda Blanca de Honduras en la versión que todos conocemos. Creo que luego llegaron a algún tipo de acuerdo. Mi versión loca está más basada en este original y creo que viene muy bien para desengrasar la escucha tras un álbum tan literariamente denso.
Hay casos de compañeros tuyos de generación como Jaime Urrutia, Javier Corcobado o Santiago Auserón que, al igual que tú, siguen girando y pese a editar trabajos de calidad su repercusión no es la que debiera ser. ¿Cómo ves la situación musical en el caso de ciertas figuras de nuestro panorama que habéis superado los cuarenta y cinco años? ¿Consideras que difícil hacerse un hueco siendo un histórico?
Javier: Lo más difícil es evitar la sombra del revival. A veces da la impresión de que a mucha gente le da igual que publiques nuevos trabajos, quieren escuchar lo antiguo y ya está. Al contrario que en muchos otros países en España hay una auténtica falta de respeto por los veteranos, es verdad que es una pena que el nuevo disco de Juan Perro, por ejemplo, no haya sonado en casi ningún lado siendo como es un buen trabajo. Habrá que seguir luchando ¿no? Yo no me rindo nunca, creo que me quedan muchas cosas por decir.
¿Qué planes de futuro manejas para los próximos meses? Pasados unos años, ¿piensas darle continuidad a tu proyecto en solitario?
Javier: Sí, con seguridad voy a seguir trabajando en solitario, de hecho estoy planteando ahora mismo un nuevo disco que no sé cuando terminaré ni podré publicar. Lo que ahora deseo sobre todo es tocar, seguramente esta es la mejor banda que me ha acompañado en solitario y estoy loco por dar a conocer el disco.
Para terminar una última cuestión. En 2012 se cumplirán treinta años desde que editarais “Sueños” vuestro primer disco como Danza Invisible. ¿Pensáis celebrarlo de alguna manera especial?
Javier: Sí, es otra de las cosas en las que estoy trabajando. El 21 de abril hacemos un concierto de celebración de nuestro 30ª Aniversario y será grabado en DVD por la gente de Canal Sur con toda seguridad. Y estamos preparando una sorpresa especial para los asistentes en forma de…. ¡Ya os enteraréis, que es sorpresa!
Por: Jorge Bravo Crespo “El Gurú” y Javier González.
Fotos: José Cortés.