Javier Ojeda: «Lo más duro fue lidiar con mi ego cuando asimilé que había bajado mi popularidad»

Sus canciones llevan acompañándonos desde que en los 80 le descubriéramos con Danza Invisible. Ahora Javier Ojeda vuelve con un nuevo proyecto en solitario, “Días de vino y cosas”, en el que da forma a algunas de las canciones más emblemáticas del R&B americano de la década de los 50. De este nuevo EP, del pasado, del presente y del futuro, charlamos con el malagueño durante un agradable desayuno en el Café del Real de Madrid. Una entrevista a Javier Ojeda para 100×100 Música en el que descubrimos que su pasión por la música sigue intacta a pesar del paso del tiempo.

Publicas Días de vino y cosas, un nuevo proyecto con el que vuelves a reiventarte.

Sí, de hecho, muchos de mis detractores (que los tengo) dicen que “picoteo” de demasiados estilos. Sin embargo creo que es lo más coherente que puedo hacer, lo fácil en mi caso sería repetirme y seguir haciendo lo que me llevó a lo más alto con Danza Invisible.

Pero es que realmente como oyente soy “muy así”. Cuando me hacía discos recopilatorios en mi casa lo mismo metía a Elvis Presley o David Bowie que a Peret o Camarón. Eran siempre una locura muy bien mezclada.

¿Qué te ha llevado para centrarte esta vez en el R&B de los años 50?

Este es un pequeño proyecto que lleva pasando por mi cabeza desde hace cuatro o cinco años. Algunas de estas canciones ya las había interpretado para proyectos en directo anteriores y pensé que podía ser muy interesante meterme al estudio y grabarlas.

¿Qué es lo mejor de ir cumpliendo años, Javier?

¡No te creas que tiene muchas cosas buenas! ¡Es una putada en muchos sentidos! (Bromea). Recuerdo una frase que leí en un cómic de Jacques Tardi que decía “Cuando me fui al ejército era un joven idiota. Ahora vuelvo mucho más viejo e igual de idiota”… ¡Pues lo mismo te digo! (Risas).

Sí que es verdad que se gana mucho en experiencia y creo que en mi caso tengo una posición de privilegio respecto a mucha otra gente. Sobre todo porque creo que los de mi generación hemos tenido mucho más suerte que todos los músicos que empiezan ahora.

Los artistas que salimos en los 80 nos encontramos con un momento único para la música española porque el‘underground’ de pronto se hizo ‘mainstream‘. De repente todos los grupos que venían de tocar en círculos culturales repentinamente tuvieron acceso a todos los medios. Tenían acceso a salir en la televisión, a sonar en las radios… y eso inmediatamente te concedía el éxito y la oportunidad de llegar al “gran público”.

¿Eres nostálgico, eres de echar de menos?

No, para nada.

¿Y mitómano?

Cada vez menos. Me hace mucha ilusión ver o tratar a determinados artistas, pero nada más allá de eso.

¿Y hay mucho mitómano de los 80?

¡Uf! ¡Muchísimo!

¿Pero está sobrevalorada aquella década o no?

Puede que un poco. ¿Sabes lo que pasa? Que a veces se mezclan “las churras con las meninas”. Porque sí que es verdad que musicalmente hubo muchas cosas extraordinarias pero también había muchos grupos “regulares”. De hecho muchas bandas de ahora tocan mucho mejor que los de aquella generación.

¿El éxito te permitió disfrutar de aquellos tiempos?

Yo disfruté mucho de los 80. Mucho muchísimo. Pero no tanto de los 90. De hecho de toda mi carrera de lo que más me arrepiento es de muchas de las cosas que hice en los 90.

Entramos en una dinámica nada positiva para hacer música: “grupo de éxito” descansa un mes, te juntas para componer, grabas un nuevo disco, empiezas una nueva gira e introduces solo unos pocos temas de ese nuevo disco y “giras” dos años hasta volver a empezar. Creo que nos “encajonamos” y entramos en una  rutina que no fue nada positiva para Danza Invisible.

¡Pero ese es el peor enemigo para crear y para el arte…!

Totalmente. Por eso creo que mi renacer (personal y artístico) llegó cuando hice mi primer concierto en solitario en el año 2000. De repente me sentí libre porque vi que podía hacer otras cosas. Creo que desde entonces he hecho trabajos mucho más interesantes.

¿Hay muchas decepciones a las espaldas?

¡Claro! Para mí lo más duro fue lidiar con el ego cuando asimilé que había bajado mi popularidad. Veníamos de un Disco de Oro con Danza Invisible y de repente, con el nuevo trabjo que publicamos, la gente de los medios empezó a decir que “se nos había ido la olla”; llegabas a las tiendas de discos y dejabas de ver el cartel destacado del álbum a lo grande; dejamos de ver a 2000 o 3000 personas en nuestros conciertos para pasar a meter en una sala 500… Ese momento es duro, pero una vez que lo superas, sigues adelante. Liderar con el ego (que todos los artistas tenemos) es algo muy interesante y que te enseña mucho.

Qué es lo mejor de seguir “al pie del cañón”.

La satisfacción de todos los años seguir haciendo lo que te gusta.

 

(Entrevista de Pedro Ángel Sánchez para 100X100 Música).