Javier Ojeda, pulso y razón

  • El cantante hizo de su concierto en Torremolinos en homenaje a los músicos una reivindicación festiva en la que no faltaron amigos ni sorpresas
Foto 1: Javier Ojeda, durante el concierto en homenaje a los músicos celebrado en la plaza de toros de Torremolinos.

Pocas horas antes del concierto, Javier Ojeda se arremanga y decide entrar a matar: “Si celebráramos una corrida de toros, nos dejarían meter a quinientas personas. Pero como venimos a hacer un concierto, sólo nos dejan vender 250 entradas. Si matásemos a algún animal podría venir más gente. Pero no pensamos hacerlo de ninguna forma”. El músico señaló ésta y otras muchas paradojas durante el concierto que celebró este lunes en la plaza de toros de Torremolinos en homenaje a los músicos, un proyecto en el que ha puesto no poco empeño personal y que ha podido salir adelante gracias, como recuerda el propio Ojeda, “a la colaboración del Área de Cultura del Ayuntamiento de Torremolinos”. Las facilidades municipales, eso sí, contrastaron con la rigurosa aplicación de la normativa de seguridad vigente impuesta por las autoridades sanitarias, que reclamaba un excesivo celo para garantizar la distancia social entre los asistentes reduciendo el aforo a una quinta parte de su capacidad. Este mismo rigor es el que está dejando a buena parte del sector cultural, especialmente a los músicos, en una situación insostenible; y como medida de apoyo quiso poner en pie Javier Ojeda su homenaje, en el que se mostró tajante y claro en sus afirmaciones (como suele) y que se terminó convirtiendo en una fiesta reivindicativa en la que, además de los teloneros, el grupo Mitad Doble, se incorporaron amigos y cómplices de la escena de Torremolinos para calentar el mismo ambiente que hubiera dejado una plaza de toros a rebosar. Por derecho.

Foto 2: Ojeda, con su banda, durante su actuación.

Tal y como explicó Ojeda, el concierto vino a prolongar los efectos de la manifestación convocada hace unos días por el colectivo Alerta Roja en varias ciudades de España y que tuvo en Málaga al mismo Javier Ojeda como uno de sus impulsores esenciales. Para echar más carne al asador, sólo unas horas antes de la cita, el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, mantenía una reunión en Madrid con los portavoces de Alerta Roja y, al término del encuentro, escribía este mensaje en Twitter: “Hemos compartido diagnósticos y hemos acordado vías de solución y, sobre todo, hemos manifestado una voluntad común de diálogo y colaboración. Músicos, artistas de espectáculos públicos y técnicos necesitan nuestro apoyo y solidaridad”. Ojeda compartía la impresión de que a nivel tanto nacional como autonómico empiezan a darse señales que invitan a pensar en mayores facilidades inmediatas para la música en directo, “por dos razones muy claras: las protestas de Alerta Roja han puesto sobre la mesa necesidades que nadie puede ignorar. Y lo ha hecho de la manera más limpia. Si en Madrid hubo antidisturbios en las manifestaciones contra Ayuso, en nuestro caso la policía llegó a decirme que con nosotros tenían ya el trabajo hecho. Hemos pedido lo que había que pedir, porque hay mucha gente con el agua al cuello, de la mejor manera. Por otra parte, la cultura representa el 3,5% del PIB en España. Y, directamente, no se puede renunciar a eso. De modo que si se dan más facilidades, no habrá sido por la generosidad de los políticos, sino por una mera cuestión de lógica”.

«SI ESTO FUESE UNA CORRIDA DE TOROS, PODRÍAN VENIR 500 PERSONAS; COMO ES UN CONCIERTO, SÓLO DEJAN VENIR A 250»

Recordaba Ojeda que, por su condición de veterano, ha sido testigo directo “de la destrucción de la industria musical en España. Antes vendías discos y, entre lo que vendías y lo que te correspondía como autor, hacías tus ingresos. Después, los discos físicos casi desaparecieron y el beneficio quedó en manos de las plataformas. De un día para otro, las discográficas empezaron a pedirnos porcentajes de lo que ingresábamos por los conciertos, así que muchos decidimos empezar a trabajar de manera independiente. En todo este tiempo, nuestro principal y casi único sustento han sido las actuaciones en directo. Y si ahora esto también nos lo quitan, sencillamente no podemos seguir adelante”. Ojeda habla con conocimiento de causa: en los últimos años ha figurado de manera recurrente como el artista español con una mayor agenda de conciertos, entre los que ofrece en solitario y los que comparte con Danza Invisible. Pero le preocupa, sin embargo, la situación “de quienes dan ahora sus primeros pasos”.

En todo caso, “los músicos no damos tregua. Por eso estamos aquí”. Y este lunes lo demostró de lo lindo en Torremolinos, con una versión portentosa de su propia banda que incluía a talentos como el saxofonista Enrique Oliver, verdadero incendiario de la noche a base de geniales destellos de soul y funk. Si se trataba de echar un pulso, Ojeda empujó para que la música se adjudicara la victoria. A base de razones. Puras y duras.

(Pablo Bujalance para Málaga Hoy, fotos de Javier Albiñana).