Foto: Javier Ojeda (centro) lleva casi cuatro décadas recorriendo los escenarios de toda España con Danza Invisible.
La veterana formación malagueña, un clásico de la Movida, actuará este sábado en la Fiesta de Verano del Centro Botín
Casi cuarenta años sobre los escenarios no han restado un ápice de vitalidad ni de frescura a la banda malagueña Danza Invisible, que este sábado será protagonista de la Fiesta de Verano del Centro Botín a las 21.00 horas. El grupo, que vivió en primer plano la movida madrileña, ha sabido resistir el paso del tiempo con buena salud gracias a la excelente relación entre sus integrantes y a su potente y cuidado directo. Javier Ojeda (Málaga, 1964), cantante y compositor de la formación, está seguro de que volverán a demostrarlo en la capital cántabra.
-La música en vivo por fin vuelve, aunque sea poco a poco. ¿Qué supone para ustedes?
-A título individual sí que he hecho un par de conciertos, pero con Danza Invisible este va a ser el primero. No te quiero ni contar las ganas que hay, es una gran sensación. Hasta ahora nos hemos sentido todos como muy frustrados, con la sensación de que no se podía tocar, de que se iban cayendo conciertos uno tras otro… Nos alegramos muchísimo de que este se pueda realizar. Ahora mismo todos deseamos que se termine ya esta pesadilla y contamos y estamos seguros de que el comportamiento de la gente va a ser ejemplar. En las dos actuaciones que ya he realizado la gente se ha portado de forma realmente fantástica.
«Ha cambiado mucho, pasando de ser un grandísimo negocio a casi desaparecer»
INDUSTRIA MUSICAL
«Fue una explosión de color llena de irreverencia, una especie de eterna adolescencia»
MOVIDA MADRILEÑA
-Una buena noticia…
-Mucho. De hecho, según tengo entendido, hasta ahora en ningún espectáculo cultural ha habido rebrote alguno. Hay que seguir dando ejemplo, como creo que lo hemos hecho los músicos durante la pandemia.
-La música ha dado ejemplo durante el confinamiento.
-Me siento increíblemente orgulloso del gremio al que pertenezco porque creo que durante el confinamiento en particular hemos dado un gran ejemplo. Todo el ejemplo que no han dado nuestros políticos, cuya actitud en su mayor parte ha sido absolutamente lamentable porque han estado tirándose los tratos a la cabeza cuando deberían haber estado todos a una, creo que lo han dado los músicos, que han tenido una generosidad sin límites.
-Sin embargo, la situación del sector es bastante complicada.
-Sí, ahora desgraciadamente vemos que gran parte de los presupuestos de los ayuntamientos se están retirando de la cultura, en muchos casos para bienestar social, lo cual es lógico pero también es verdad que siempre le toca a la cultura y nunca a otras áreas. Es algo muy frustrante. Esperemos que la cosa cambie porque este ha sido un año terrible para España en general y para los músicos en particular.
-¿Qué van a ofrecer este sábado al público cántabro?
-Cuando tocamos Danza Invisible siempre interpretamos el material clásico del grupo, que es lo que la gente quiere escuchar. Vamos a ofrecer una selección de los grandes hitos de la banda, con algunos otros temas quizás no tan conocidos pero que nos gusta especialmente. Estamos seguros de que la gente va a quedar encantada.
-Ustedes fueron uno de los grupos asociados a la movida madrileña. ¿Cómo vivieron aquella época?
-Éramos muy jóvenes y fue una época que pasó muy rápido. Siempre la recuerdo como una explosión de color, que a mi me cogió muy jovencito, con muchísimas ganas de divertirme, muchísima irreverencia, todo valía, primaba lo loco, lo provocador… Era una especie de eterna adolescencia. Fue una época muy bonita, pero como todas las épocas pasan. También es verdad que no todo lo de la movida fue bueno. Hubo grupos muy buenos y otros que no lo fueron tanto. Había algunos que tenían discos fantásticos pero luego en directo desmerecían mucho.
-¿Cuáles son las razones de que Danza Invisible haya soportado tan bien el paso del tiempo?
-Precisamente que cuidamos más que otros grupos la puesta en escena. Hubo bandas que cuidaban mas el look, su apariencia global, pero nosotros siempre nos preocupamos de tener un concierto muy potente. Gracias a eso y sobre todo a la gran amistad que tenemos de tantos años ahí seguimos juntos.
-Usted ha emprendido varios proyectos en solitario. ¿Cómo han sido esas experiencias?
-Para mi ha sido algo muy fácil. Con el paso de los años me dije que me gustaría tocar con otros músicos aparte de con ellos. Así empecé a componer algunas canciones con otros músicos y a desarrollar una carrera aparte. Pese a eso nunca me vi en la necesidad de cambiar porque siempre me he llevado muy bien esta gente, que son mis colegas de siempre y les tengo muchísimo cariño. Al final, con el paso de los años, somos ya tíos entrados en los cincuenta y la chispa esa de llegar y hacer temas juntos cuesta más. Por eso ahora mismo mis últimos trabajos son todos en solitario.
-Pero sin renunciar nunca a su formación original…
-Con Danza Invisible ahora funcionamos más como banda de directo. Por lo demás, lo importante es mantener la frescura de la banda y eso es algo que vamos a demostrar este sábado en Santander.
-Llevan toda una vida dedicados a la música. ¿Cómo han vivido su evolución?
-La verdad es que ha pasado de todo. Hemos vivido la disminución de los formatos: empezamos con los vinilos, luego llegó el CD, que ya era mucho más pequeño, y ahora el MP3, que casi ni existe (risas). En la industria ha pasado lo mismo. Ha pasado de ser un grandísimo negocio en España a casi desaparecer.
(Álvaro G. Polavieja para Diario Montañés).