Javier Ojeda, Juan Antonio Vigar y Daniel Rodríguez proponen en ‘La Alameda’ que sean consideradas actividades esenciales
Foto: Javier Ojeda, Juan Antonio Vigar y Daniel Rodríguez.
La música o el cine nos ayudaron a superar los peores días del confinamiento y la pandemia. Ahora, el mundo de la cultura en general, y de la música en particular, pide ayuda para salir de la crítica situación que atraviesan. Considerarlas actividades esenciales podría ser un primer paso. Y llegar a un gran pacto social para que Málaga recupere el protagonismo que tuvo es otra de las propuestas realizadas anoche en el programa ‘La Alameda’ de 101TV por el músico y cantante Javier Ojeda, por el director del Festival de Málaga y gerente del Teatro Cervantes, Juan Antonio Vigar, y por el empresario del espectáculo Daniel Rodríguez.
Ojeda se sinceró exponiendo abiertamente los problemas por los que atraviesan músicos, productores, bandas y orquestas, sin trabajo desde hace meses. «Hay artistas emblemáticos, con los que todos hemos bailado, que viven de sus hijos, de sus parejas o cantando en la calle», explicó en el programa. «Hay quien cree que vivimos de YouTube o de la Sociedad de Autores; y están muy equivocados: vivimos casi exclusivamente de nuestros conciertos, y cuando nos los suspenden, no cobramos», afirmó.
Juan Antonio Vigar llamó a la «resistencia colectiva» para mantener viva la cultura porque «el público quiere seguir disfrutando de ella». Consideró que uno de los problemas es que esté incluida entre las actividades comerciales, por lo que les afectan todas las restricciones. Por esto apuntó que debería ser considerada actividad esencial: «Venimos demostrando que la cultura es capaz de sostener anímicamente a la sociedad», afirmó.
Para Daniel Rodríguez, copropietario de Espectáculos Mundo, lo peor de esta situación es «la falta de reglas claras, la incertidumbre, hacer y deshacer, no saber con qué aforos podemos trabajar». Para Rodríguez, los grandes conciertos han desaparecido en Málaga, pues es más económico realizarlos en alguna localidad de la Costa. Y tampoco hay locales de música en directo en el centro: «para asistir a un concierto tienes que irte a un polígono industrial, algo que no pasa en ninguna ciudad europea», señaló Ojeda. Vigar apeló a la «difícil convivencia» con los vecinos con una sucesión de actividades a lo largo del año que generan ruido y provocan molestias, un problema complejo al que trata de aportar soluciones la declaración de zonas acústicamente saturadas. Daniel Rodríguez habló entonces de la necesidad de «pensar en un cambio de estrategia», pues cada vez son menos los grandes conciertos que se organizan en la capital.
Coincidieron en que la música es una actividad que genera economía y que la pandemia ha puesto de manifiesto la precariedad laboral de los músicos. «Estamos en la etapa de pedir ayuda y socorro», afirmó Ojeda, por lo que propuso que se compense la pérdida que ocasiona a los músicos la suspensión de sus actividades o un plan estratégico de rescate del sector.