Unos minutos antes de recibir el premio «Malagueños de Hoy» que otorga anualmente el periódico Málaga Hoy andaba como siempre, charlando con unos y otros y repartiendo sonrisas, aparentemente tranquilo, uno ya está habituado a los reconocimientos y tal, aunque éste me hacía especial ilusión al ser destacado en el campo de la cultura a secas. No sé qué me sucedió entonces: quizá fueran las palabras de Antonio Méndez previas a la recogida del galardón o no sé bien, el caso que cuando el alcalde de Málaga me dio la placa ya estaba visiblemente emocionado y las palabras que iba a decir se convirtieron en puro gemido, al borde del llanto, vamos. El caso es que durante unos instantes pasaron por mi cabeza todas las preocupaciones del último año y me sentí inmensamente alegre al ver como mi trayectoria era reconocida una vez más, y esta vez por mi queridísimo gremio de la prensa malagueña. El caudal de trabajo que he llevado encima desde 2010 es para flipar: 3 discos publicados («Tía Lucía», «Reversos» y «Treinta Tacos»), el libro «Una historia del pop malagueño», coordinación de los homenajes a Los Íberos y Marisol, conciertos en solitario -acústicos y eléctricos-, con Danza Invisible, como invitado con bandas bases, sin contar dúos y colaboraciones varias de las que he perdido la cuenta. Este año pasado del 2012 también registré un par de encargos de los que me siento bastante satisfecho como fueron la nueva versión del Himno del Carnaval de Málaga y el tema «Hambre de ti» para la Marca Promocional «Sabor a Málaga»; en fin, que me siento muy orgulloso y la verdad es que lo que más me alegra es que he disfrutado con todo ello. ¿Sabéis? Cuando fui pregonero de la Feria de Málaga 2010 pensé que aquello era lo más a lo que podía aspirar, pero no pude evitar el sentir que ese reconocimiento podía significar el comienzo del fin de mi carrera, era algo así como «gracias por todo lo que nos habéis dado» que da algo de paranoia al pensar que ya formas parte del pasado. Que dos años más tarde esté ahí arriba otra vez me da fuerzas para seguir por mi senda de Robin Hood de la canción.
No hay nada malo en la nostalgia, por otra parte. Buena parte de mi labor de estos años, de hecho, ha sido reivindicar artistas o canciones que merecían salir del olvido. Pero me aterra pensar que me pueda pasar como a muchos de mis compañeros de generación, gente que ya no siente la necesidad de crear algo nuevo. «¿Para qué voy a grabar un disco nuevo? ¿Para que luego las radios no te lo pongan? Te gastas la pasta, el esfuerzo y… al final ves que para colmo la gente solo te pide las antiguas y te lo acabas comiendo» me comentan algunos, y no sin parte de razón. Sí, el panorama para los músicos veteranos en este país es patético y es muy difícil no acabar siendo esclavo de tu propio repertorio y verte confinado a tocar lo mismo una y otra vez. Este es un tema que realmente me preocupa, amig@s, en mantener ese delicado equilibrio entre darle al público lo que quiere y/o lo que tú quieres está la solución para seguir adelante.
Me suele gustar ver las listas de los mejores discos del año de las revistas especializadas y sonrío con orgullo indisimulado al ver que entre ellas suelen estar los de Chromatics y The XX, dos buenos discos cuya producción y atmósfera me recuerdan poderosamente a «Polo Sur», mi disco del 2006. ¿Nos adelantamos en el tiempo, Nacho? Sí, aquel era un buen álbum pero seguramente demasiado innovador para lo que la gente esperaba de mí, pienso. ¿Y «Reversos»? Opino igual, pero tengo la sensación de que me equivoqué al no sacarlo en dos partes, seguramente 19 temas es demasiada información en estos tiempos en que todo vuela y la gente está para escuchar los singles y poco más. Para este año entrante tenéis nuevo trabajo, pero antes permitidme que tome un poco de aliento porque la cosa en 2013 va a ir frenética para deleite de los que no desean quedarse solo con «Sabor de amor», aviso. Feliz año y como decía Ray Davies alcemos un brindis por los músicos del pasado, del presente y del futuro, los que alcanzaron la fama, los que nunca llegaron a atisbarla, los que se quedaron en el camino, etc. You can’t stop the music playin’ on.