Javier Ojeda nos desvela cuáles son sus planes, sitios y recuerdos con respecto al verano.
Dígame un lugar para perderse en vacaciones.
El lago de Iseo, cerca de Bergamo, en Italia.
Y un restaurante para disfrutar del tiempo libre?
Siempre voy a los restaurantes de mis amigos: Marina Niebla, en la barriada de la Paz, y el Restaurante El Panadero, en Churriana.
¿Cuál es su plan perfecto en un día libre?
Estar con la familia en un chiringuito, disfrutando de la música y con tu gente.
¿Qué no puede faltar en su maleta?
Buenos libros, aquellos que compro mucho tiempo antes.
¿Cuál ha escogido estas vacaciones?
Sarinagara, de Philippe Forest.
¿Recuerda sus mejores vacaciones?
Las he tenido fantásticas muchas veces. Recuerdo en concreta en 1990 un viaje a la República Dominicana porque una amiga nos enseñó el país fuera de la ruta de los turistas.
¿Y las peores?
Hace muy poco fuimos a Córdoba para que mis hijos conocieran la ciudad, y se portaron increíblemente mal, nos amargaron las vacaciones. Tanto que desde entonces se lo han tomado como un chascarrillo: «Tan mal como nos portamos aquella vez en Córdoba, ¿no?». Fue el sumun del niño coñazo[Risas].
¿Le surgen ideas en verano que aportar después al trabajo?
Normalmente no. Claro que si me surge una idea la apunto, pero no son una época prolífica para mí las vacaciones.
¿Cree que se han extinguido las canciones del verano?
Lo que se ha extinguido es la moda de la horterada del verano. Pero canciones que uno disfrute en verano sigue habiendo cientos. Otra cosa es la canción hortera que se lanza en verano.
¿Usted tiene una favorita?
Hay una canción extraordinaria de verano que es Sapore di sale, de Gino Paoli.
¿Recuerda el cine verano?
Sí, ahora prácticamente no hay. En Torremolinos pusieron uno en la playa hace poco, y es genial porque el cine de verano no puede perderse… Es fantástico.
¿Qué lugar de Málaga es de visita obligada?
Casi todos los años voy al menos una vez a la playa que hay entre Nerja y Torrox.
(Entrevista de Carolina Porras en La Opinión de Málaga).