A comienzos de verano mi amigo Pepe Munuera, músico y realizador, me propuso hacer un videoclip de manera totalmente altruista sobre algún tema de «Barrio La Paz Actos 2 & 3» en uno de esos arrebatos apasionados que le caracterizan. En ese momento andaba yo de galas hasta arriba y no acababa de encontrar tiempo, aparte tuvimos una propuesta desde Nerja que nos tuvo un tiempo a la espera y finalmente no fructificó. Ya con más relax y llegado el mes de octubre nos decidimos por fin a hacerlo sobre el tema «Apasionado» no sin alguna duda, ya que a él le encantaba también «Locos por sentir». Yo prácticamente lo tenía claro.
Recuerdo otoño de 2015 como una de las temporadas más nefastas de mi vida. Mi padre falleció de manera inesperada y a la inmensa pena que sentía se unió un pedazo de hernia discal que se me derramó durante un concierto con Danza Invisible en Boadilla del Monte, toda esa historia se narró aquí. El caso es que me temía ya cojo para el resto de mis días, visité a tres especialistas distintos y tras ver los resultados de la resonancia coincidían en que lo más probable es que hubiese de operarme. A la cuarta di con un traumatólogo que me aconsejó una terapia a base rehabilitación en escuela de espalda y un temible combinado de fármacos, Arcoxia y Lyrica, que me dejaban prácticamente noqueado. El prospecto de esta última dice que está indicado para esquizofrénicos y epilépticos, ¿qué te parece?
Las primeras veces que fui a la Piscina Municipal de Torremolinos lo pasé fatal. No soy NADA de gimnasio y semejantes y los ejercicios para reeducar posturalmente el cuerpo son de todo menos agradables. Estaba tan jodido que hasta me dio por hacer una serie de artículos gonzo en el chat de mi familia titulados «Crónicas Piscineras» que provocaban la hilaridad de hermanos, primos y sobrinos («Tito, pareces Bukowski», decía mi sobrino Jaime, el periodista), nada como reírse de uno mismo para no creerse el centro del universo y minimizar el impacto del gorrito, flotador absurdo, el hipster en pelotas de los vestuarios, la ex-vecina loca y por supuesto mi absoluta falta de destreza en estos menesteres, a patoso no me gana nadie.
De esto en parte trata este videoclip enloquecido cuyo guión pergeñamos una noche de cervezas entre mi hermano, un servidor y sobre todo José Cortés, responsable máximo del asunto. Pepe Munuera trajo un colaborador de lujo en la figura de Marcos López, un realizador cuyo trabajo podéis disfrutar aquí, sin olvidar la ayuda de Irene Soriano y de todo el que iba apuntándose (¡bravo, Dani «Decathlon»!). Y hemos montado una fiesta de visiones surrealistas a lo «Boogie nights» inspiradas en los momentos alucinatorios de la Lyrica entre los que no faltan divas gay, bolas de espejo, concejales de Podemos, Aqua-Jing y más sorpresas que no desvelaré, todo con el mensaje más vital del que somos capaces.
En estos momentos pienso que la fuerza de voluntad y la pasión por mi oficio me han salvado. ¿Por qué hacer un videoclip si el disco, editado en febrero, ya no está en promoción? Pues porque nos sale de las narices. Porque nos lo pasamos en grande. Porque somos gente apasionada. Porque llevo 76 actuaciones realizadas este año sin apenas síntomas de recaída, apenas una semanilla de dolores lumbares. Porque ya no veo la llegada a la piscina con el horror del músico perdido en un orbe desconocido, sino como un mal menor que me ha servido para seguir gozando con lo que me gusta, y que encima ha ampliado mi enorme cupo de amistades ultra-variopintas. Y porque deseo agradecer a Sergio Ramos y Lourdes Morales, los responsables de mi rehabilitación, por sus desvelos y paciencia con un tipo tan trabajoso como yo. A ellos en parte está dedicado este clip, y por extensión a todo el personal de la Piscina Municipal Virgen del Carmen.
Foto 1: Aurelius Varga en su flotador-flamenco.
Foto 2: El actor David Mena, protagonista principal.
Foto 3: Suzette Moncrief, el glamour.