¿Crisis? ¡Sí, crisis!

A estas alturas ya nadie discute que existe una crisis galopante ya no del sector musical, sino de la cultura en general. Yo vengo de una generación en la que se llevaba el concepto de rockero ilustrado, es decir, el tipo que estaba al loro de todas las modernidades musicales pero que era capaz de conversar animadamente sobre cine, cómics, literatura, etc. Es decir, ser cultureta no era algo en absoluto despectivo, sino casi necesario para estar en la onda –qué ingenuo se ve ahora, ¿verdad?-. Eran otros tiempos, e imagino que era una forma de rebelarse contra la España gris del pasado. Entonces, ¿qué está ocurriendo ahora? No pretendo dirimir ahora la cuestión en profundidad, pero sí voy a hacer algunas puntualizaciones con respecto a la industria del disco, que es lo que más me atañe. A ver, normalmente se viene opinando que la música está en crisis porque:

 

1. “Los cantantes de ahora son una birria. Lo que molaba eran los grupos de antes, los de mi época. No se venden discos por culpa de los cabrones de las discográficas, que los ponen muy caros.” No estoy de acuerdo en absoluto. De hecho, pienso que en general la música de esta década está siendo mejor que la de los 90, internacionalmente hablando, claro. Y, joder, caro es todo.

2. “Los cabrones de las discográficas están matando la creatividad porque no arriesgan nada, sólo quieren dinero rápido y artistas de usar y tirar.” Esto ya es más discutible. Por supuesto que se están sacando últimamente productos infumables, pero debe ser desalentador jugártela con un disco que te encanta y ver que no te lo pinchan en la radio y acabas vendiendo una miseria. Ah, algún día hablaremos de la radio en España, ese monstruo que entre otros han acabado creando “los cabrones, etc.” , por otra parte.

 

Dejando aparte que muchos de estos “cabrones etc.” son gente como tú y como yo que luchan por llegar a fin de mes, tengo mi propia teoría, y esa no es otra que el exceso de información, internet, vamos. Pienso que las cosas pierden valor si las tienes cuando te apetece; vamos, seguro que a Brad Pitt ya no le parece tan alucinante ventilarse a Angelina Jolie (y a la inversa). Ya no se trata de justificar o no la piratería; sino de mentar alguna de sus CONSECUENCIAS. Para mí el hecho de comprar un disco cuando crío tenía algo de mágico: lo remiraba, me empapaba de los créditos, lo apreciaba como mi tesoro. Si luego me defraudaba insistía una y otra vez hasta que acababa sacándole algún jugo. ¡Con lo que me había costado! Ahora, si lo puedes tener TODO y no aprendes a guiarte corres el peligro de que la música (cultura, al fin y al cabo) te acabe dando igual. Y no olviden que la cultura es el mejor antídoto contra la memez y los integrismos de cualquier tipo. He dicho.

 

(Artículo publicado en ADN Málaga el 14-12-07).