Javier Ojeda: «Las emisoras grandes jamás han programado mejor música que en los ochenta»

Tras la publicación del disco ‘Barrio de La Paz Acto 1’, Javier Ojeda completa el proyecto con la publicación de los dos actos restantes, integrados por una colección de material propio y ajeno para dar forma a una «opereta enloquecida» que reflexiona sobre el devenir de la Costa del Sol, en esta ocasión con el título de ‘Barrio La Paz Actos 2 y 3’.

Tras la publicación del disco ‘Barrio de La Paz Acto 1’, Javier Ojeda completa el proyecto con la publicación de los dos actos restantes, integrados por una colección de material propio y ajeno para dar forma a una «opereta enloquecida» que reflexiona sobre el devenir de la Costa del Sol, en esta ocasión con el título de ‘Barrio La Paz Actos 2 y 3’.

Junto al también vocalista de Danza Invisible están aquí Chucho Valdrés, LaMari de Chambao, Sara Baras y los vocalistas de La Guardia, La Frontera y 091, junto al piano de Daniel Amat, el bajo de Yohany Suárez, las percusiones de Bárbaro Pimienta, la batería de Paco Vílchez y el resto de componentes de su grupo de toda la vida. Todo con producción de Miguel Paredes.

Tampoco faltan las nuevas generaciones de músicos malagueños como El Kanka, Irene Lombard o la vocalista de Dry Martina. Y en los diálogos, ya que se trata de una obra coral, las voces invitadas de Chiquito de la Calzada, Juanma Lara o Salva Reina ‘Chuky’, reflexionando sobre la despreocupación adolescente y la ilusión por una vida menos gris, pero también los peligros de la especulación desordenada, la corrupción política, la emigración y el desencanto ante un paraíso perdido.

«Es una opereta enloquecida, una batidora de estilos», explica Javier Ojeda a Europa Press, para después asegurar: «Retrata muy bien todas mis influencias musicales y el contenido de cada letra con un envoltorio musical distinto. A una persona que sea un poco cortita de miras musicalmente, este disco le va a costar porque es muy variado».

En esta línea, plantea que musicalmente es un «resumen de cómo suena la Costa del Sol», al tiempo que en el contenido trata de hacer un dibujo de esa zona porque es «muy paradigmática de lo que ha pasado en España en los últimos años, con un poco de anticipación al resto en todo el boom de la construcción y la corrupción».

«A estas alturas de mi carrera me apetece mucho protestar y hacer mejor el sitio donde vaya a vivir el resto de mis días. Me veo más contestatario, pero lo que he intentado es levantar la voz contra las barbaridades que se están cometiendo haciendo un disco muy humanista con un mensaje positivo, porque todavía nos queda mucho por disfrutar», subraya.

La costa del sol está repuntando

Así, asegura que le duele mucho ver cómo «la Costa del Sol ha pasado de ser el paradigma de la modernidad a verse como algo casposo y corrupto», aunque ve luz al final del túnel al afirmar que «los municipios están reviviendo un poco y Torremolinos empieza a ser ya otra cosa otra vez con la nueva corporación».

«En Marbella se han encontrado lo más grande pero en general los tiempos recientes están un poco mejor, igual que en Estepona donde un alcalde del PP ha quitado toda la corrupción del medio, y es que a nivel local no importan las siglas», apostilla, para después señalar que aunque los músicos pueden «influir muy poquito en la sociedad, a veces ese poquito ya es mucho».

De esta manera, asegura que «si sales de un concierto contento y te han hecho pensar algunas letras sobre algunas cosas, eso ya es muy interesante». Y aprovecha Javier este punto para defender que está «muy bien que estén surgiendo nuevos partidos que hacen que tengan apretar todos mucho más para luchar por lo suyo».

Música de calidad

Esta lucha también la lleva al plano personal cuando afirma que él está «más feliz ahora que cuando tenía mucho éxito», pues entonces llegó a vivir «algo de agobio por la popularidad». «Hay muchos problemas de ego en estos casos cuando pasas de meter 1000 a 300 personas. Pero cuando superas ese momento te quedas como un artista clásico con tu circuito y tu público», reflexiona.

«Lo importante es saber sobreponerse a los momentos malos. Hicimos un disco llamado Efectos personales en 2001 que no tuvo ningún éxito y veníamos de una inercia muy buena. Eso creó en el grupo una especie de presión, pero si sabes superar ese momento en el que bajas de popularidad y no vas a volver a recuperarlo, ya lo tienes todo», plantea.

Tras asegurar que le encanta que su música favorita «se disfrute en masa», recalca Javier que «en las emisoras principales, en las grandes, jamás se ha programado mejor música popular que en los años ochenta». «Ojalá la música de calidad fuera la mayoritaria y sonara en todos sitios y en emisoras comerciales. En general, lo que suena ahora en las emisoras comerciales son birrias. Una birria tras otra y mucho producto de laboratorio», remacha.

Por último, adelanta que le encantaría poder llevar por España este nuevo proyecto como un musical de teatro y canciones, tal y como se hizo en la presentación de la primera parte, aunque lo ve «complicado». En cualquier caso, seguirá en la carretera hasta que le «aguanten» las cuerdas vocales, cambiando de repertorio y con un objetivo último: «Hacer música de calidad, buena y sin edad».

 

(Publicado en 20 Minutos).